lunes, octubre 30, 2006

Si. Me tiemblan las rodillas.

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El otro día echaron en telecinco “Una mente maravillosa” de Russel Crowe. En esta película hay una escena en la que se muestra una costumbre a la hora de mostrar el orgullo o admiración que se tiene hacia un profesor por su labor a lo largo de su carrera. La escena en cuestión muestra como distintos profesores van dejando los bolígrafos encima de la mesa donde se sitúa aquel a quien rinden reconocimiento. Un bolígrafo al lado del otro. El homenajeado observaba como gente con prestigio le mostraba su admiración por algo que había hecho y con lo que probablemente habría disfrutado.

Este viernes me sentí un poco como ese profesor al que homenajean.

En un parque, gracias a un tiempo de preaviso, logré concentrar a varios amigos que formaban parte de distintos ámbitos de mi vida. Siempre se me ha hecho un poco raro ver como intercambian palabras el típico amigo que conoces del barrio desde que te sonabas los mocos con la manga de la camisa con aquel que conociste en la facultad unos años atrás. Esta mezcla salió tan bien que casi hasta me asustaba. Amigos del barrio, del equipo de baloncesto, del instituto, de la facultad… Aquello era como el All Star Game de la NBA. En un momento dado miré a mi alrededor y me di cuenta de la suerte que he tenido en cuanto a amistad se refiere. Y si, es cierto, todos los jugones sonríen igual.

Tras unos días de destrucción, me encuentro a falta de poco más de una semana para dar un vuelco absoluto a todo esto y lo convencido que estoy de querer hacerlo, a pesar de ver y comprobar todo lo que aquí dejo, es lo que me hace coger fuerza y moral para tirar con todo hacia delante.

Esta noche he quedado con aquellos amigos con los que hice uno de los dos mejores viajes de toda mi vida. La reunión tenía como excusa ver por fín, el vídeo que grabamos en ese viaje y es que Jesús, el dueño de la cinta y también de mi alma, realizó unos montajes de música y texto que le han llevado unos cuantos meses.

Ha habido partes realmente emocionantes por un lado por la lluvia de recuerdos que quedaban olvidados en un rincón de mi oxidada memoria, y por otra por ser hacerme caer en la cuenta, abrirme los ojos y comprobar lo mucho que este tipo de experiencias forma la vida de una persona.

Por esto y por el comienzo de las despedidas con algunas personas que por diferentes motivos ya no podré ver hasta saber cuando, la cuenta atrás ha empezado en mi cabeza y de esta forma ya no me quedan domingos… ni lunes, ni miércoles, solo existen los días que faltan para que todo acabe.

Para que todo empiece.

miércoles, octubre 25, 2006

Tito Valverde y La Sexta

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Ayer fue domingo, hoy es domingo, mañana será domingo. No hay nada peor que tener sueño y no poder dormir. Hace un rato he ido a lavarme la cara porque estaba con un dolor de cabeza de los que duelen. De esos que sientes palpitar el corazón en tus sienes. Después de lavarme la cara y mirar en el espejo como caían las gotas de agua por la punta de la nariz, he ido a ver la tele al lado de la ventana, para despejarme o yo que sé.

He estado un rato viendo la serie de “El comisario” y en mi letargo he caído en la cuenta de lo importante de unos actores medio decentes para una serie, y es que debido a lo pésimo de los actores, la predisposición me ha llevado a ver en vez de un cuartel de la policía, una escenario con paredes de cartón y un decorado lleno de inscripciones que alguien se habría bajado del google y en vez de policías, a pesar de que iban con sus uniformes, he visto a padres que iban a buscar a sus hijos al colegio y actrices a las que no le llegaba ninguna otra oferta que no fuera de esa mierdaserie.

He cambiado a La Sexta. Y a pesar de no haber escuchado ningún “cabrón de mierda” o “niñato cobarde”, he sentido como la presentadora rumana de ese concurso absurdo me insultaba irremediablemente por no coger el teléfono y llamarla para solucionar esa sencilla adivinanza. Admiro la capacidad de esta presentadora de no volverse esquizofrénica, y es que repetir durante dos horas lo mismo una y otra... y otra vez sin más compañía que ese exceso de cerumen al que suelen llamar pinganillo, tiene mérito.

Tras un rápido zapping he apagado la tele y me he ido a la cocina a tomarme unos cereales. No tenía hambre, tampoco importaba. Me he tomado unos cereales de chocolate, rellenos de chocolate y a la leche le he echado choco instant (o nesquik). He puesto la radio. En La Ser estaba “Hablar por Hablar”, he tardado en darme cuenta porque por primera vez desde que lo escucho en ocasiones esporádicas, el presentador era un hombre. Pero la realidad es que sea un hombre, una mujer o un caracol, no importa y es que para ser presentador de “Hablar por Hablar” solo hace falta decir “Ju Jummm”. Este programa es algo así como un consultorio en el que la gente llama y cuenta lo que le viene en gana, desde sus perdidas de orina a sus lios con las azafatas en los aviones. Algo así como la versión radiofónioca de El Diario de Patricia solo que en lugar de la presentadora preguntar, hace esto: “Ju Jumm”. Una vez conté un silencio de veinte segundos después de ese “Ju Jumm”.

En el programa de hoy un señor ha preguntado si existía alguna página en Internet que dijera a que hora se iba a poner el sol. ¿La respuesta?

Ju Jumm.

Después el presentador, animado, se ha arrancado y ha dado el nombre de la página:

El nombre de la pagina es “UVE-DOBLE-UVE-DOBLE- SANPACH- PUNTOCOM”, deletreo. Ese, U, Ene, Pe, A, Te, Hache.

Cuchara en mano escuchaba al presentador deletrear y en mi aún dolorida cabeza no encajaba el nombre de la página con el deletreo.

Repito: El nombre de la pagina es “UVE-DOBLE-UVE-DOBLE- SANPACH- PUNTOCOM”, deletreo. Ese, U, Ene, Pe, A, Te, Hache.

Joder, otra vez. Como es “Supath” o “Sunpach”. Y lo que es peor, ¿para qué cojones quiere saber una persona la hora exacta a la que se pone el sol?

Lo entiendo casi igual que el funcionamiento de la pagina: SUNPATH.

Y bueno, siguiendo un hilo argumental respecto al post de ayer, decir que finalmente no fui a la KDD. Me quedé dormido a pesar de que esta era a la una y es que me acosté a las siete de la mañana. Como hoy.

Ayer fue domingo, cumpleaños de Sara, hoy es domingo, cumpleaños de Litos, mañana será domingo, cumpleaños de mi hermana Miriam y el mío propio. Felicidades a los agraciados.

Cierro este post animando a todo aquel que se preste a que vote por la cuña nº 19:

http://www.premiosondas.com/encuesta/encuesta.html


Esta cuña es de mi hermano Rafaé y ha quedado finalista de los premios ondas.Votad, malditos, que es realmente buena.

martes, octubre 24, 2006

This is call: KDD

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Hoy he enseñado a mi madre a usar el Emule. Delante de mí tengo el folio donde ha cogido apuntes:

Abrir Emule (burrito)
Aparece Lista de Servidores
Coger=Donkey Server nº2 (62…)
Hacer doble click

BUSCAR

Escribir nombre
Dar al Enter o Comenzar
Mirar el mayor número de disponibilidad (+ arriba)
Hacer doble click en las canciones o disco que quiera

IR A TRÁFICO (Se está bajando)

Cuando este listo, la barra azul se pone en verde.
Luego ir a Incoming (escritorio)
Buscar el disco bajado y descomprimir = extraer en y aceptar. Va a incoming en orden alfabético.
Luego Cortar y Pegar o arrastrar al lápiz.


A veces cuando mi madre me pide que le enseñe algo con el ordenador no puedo evitar perder un poco los papeles. Leyendo esta hoja me he dado una colleja a mi mismo y me he dado cuenta de que las cosas que doy por supuestas, a ella le cuestan más.

Una de las cosas buenas de estar buscando piso es que últimamente la mayoría de los mails que me llegan al correo poco o nada tienen que ver con el mundo del forward como venía siendo habitual, y son mensajes que cuentan algo que me puede interesar y en cuyo asunto no hay una FW:, un RW: o las dos cosas a la vez.

Esta mañana me ha llegado un mail de una chica con la que vengo hablando desde hace unos días sobre la posibilidad de ser compañeros de piso en Londres. En el mail me proponía hacer un kdd (quedada no me pega) mañana a mediodia, junto con otras personas que están en situaciones parecidas a la nuestra, para así ayudarnos y comentar cada uno nuestra situación en plan terapia de grupo.

A estas alturas de la madrugada aún no he decidido que hacer y es que por una parte mi timidez se manifiesta y me hace afirmar a mi mismo “beh! Si seguro que no sirve de nada que quedemos mañana, ¿acaso no podemos hablar por Messenger?”. Por otra, quizá si podemos sacar algo en claro sobre nuestros futuros planes y también me invade un poco la curiosidad. Y joder, así salgo de casa.

Y para acabar voy a poner un video que me ayudará a tomar mi decisión lo que queda de noche. He aquí el video de la canción en directo más acojonante que mis ojos han podido ver:



El que este video este colgado aquí hace de un blog corriente, un buen blog y de un post de mierda, un post decente. Por eso lo cuelgo.

lunes, octubre 23, 2006

domingodomingodomingodomingo

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Llueve. En las marquesinas de las paradas de autobús de media ciudad, nos anuncian el próximo estreno de “Yo soy La Juani”. Fernando Alonso gana otro título mundial, Federer otro de tenis y Rosendo va a sacar nuevo disco.

Si nada falla el 6 de Noviembre nos marcharemos para Londres. El otro día me preguntaron que ahora que no tengo ocupaciones, que hacía durante el día. La respuesta es tan simple como preocupante: NADA.

Mañana es lunes, ayer fué sábado y pasado será martes. Todo esto me dejó de influir hace unas semanas y es que hoy por hoy, al igual que Bill Murray con su día de la marmota, yo vivo encerrado en un mismo día: El Domingo.

En este último mes las horas que acumulo encerrado en mi habitación se han disparado y lo que en un principio debería ser la causa para animarme a salir y hacer algo de provecho, resulta todo lo contrario y de una forma asquerosa, cuanto más tiempo me paso sin hacer nada, menos ganas tengo de hacer algo.

Ayer sábado le compré a Chus el cd de uno de sus grupos: Hybrid. Nada más llegar a casa por la noche, fui a la cocina, conseguí quitar el plástico que envolvía la caja del cd con las manos algo que no ocurre muy a menudo, y ansioso metí el disco en el equipo de música para escuchar algunas canciones. El rótulo digital indicaba que lo que yo había metido tenía 16 canciones y duraba 74 minutos cuando lo que yo esperaba era un cd con seis canciones que en total durara unos 20 minutos.

Play.


Sentado en la silla estaba escuchando una intro de flamenco moderno de ese. Tras dos minutos y medio deseché la posibilidad de que aquello fuera una excentricidad de aquel grupo de metal extremo y empecé a pasar canciones en busca de algún doble bombo. Nada: más y más flamenco.

Me fui a dormir un tanto molesto por la idea de que aquel disco que llevaba tiempo con ganas de oir, se pareciera tanto a uno de esos discos que tanto le gusta a mi hermana.

Esta tarde he leido un mensaje de Chus que decía: “¿tienes tu mi abrigo?”. Accidentalmente lo cogí del montón de ropa que había en el asiento de atrás de su coche y que yo creía que toda era mía. Insaciable que es uno.

Bueno, pues quedo con él, me cambia el disco, le doy su abrigo y así salgo un poco de casa. Puta madre. – pensé.

Tras mandarle un mensaje comentándole lo que había pasado con el cd y que si tenía su abrigo, fui a la cocina a guardar dicho cd en su caja. Cual es mi sorpresa que al querer sacar el disco de Hybrid del equipo de música saqué un disco apilado encima de otro.

La palma de mi mano chocó de manera irremediable contra mi frente.

El cd de arriba era el de Hybrid, el de abajo un cd verbatim en el que con edding verde y la letra de mi hermana ponía: “Varios Isa”

Esto pasa porque es domingo. Claro que mañana y pasado también lo serán. Yo que sé, al menos abren las tiendas.

El disco de Hybrid me ha encantao.

lunes, octubre 16, 2006

Flashback

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Este fin de semana he estado de acampada con el mismo grupo scout con el que compartí quince días de campamento y vivencias allá por el mes de Julio. El lugar escogido para pasar este día y medio fue un parque al lado de un pueblo de Ávila llamado Navas del Marqués en el cual había un refugio donde podríamos pasar la noche embutidos en nuestros sacos.

Había quedado con Mónica en Avenida de América a las ocho y cuarto de la mañana. Tras una de mis innumerables noches de insomnio, fui para allá con tan solo una hora de descanso a mis espaldas y con menos ganas de hablar que de costumbre, razón suficiente para que Mónica tardara algo más de la cuenta en llegar y en mi espera, aprovechara un testigo de Jehová para intentar encasquetarme una revista sobre como influyen la televisión en la sociedad.

Su puta madre. Oriental, encorbatado, con acento andaluz y testigo de Jehová, no veía tal combinación de atributos desde aquella piña de Los Fruitis que se llamaba gazpacho y hablaba en andaluz, como el chinorris.

Tras deshacerme de él de la forma más educada que podía a esas horas y en mi estado diciéndole que no era religioso y que no me interesaba su revista, llegó Mónica.

En algo más de hora y media ya estábamos allí. Faltaban muchos de los chavales con los que me apetecía reencontrarme pero aún así me alegró mucho ver a esa multitud de niños correteando de un lado para otro como si les persiguiera el diablo y es que también había nuevas incorporaciones al grupo bastante interesantes.

Una vez allí, nos encontramos con un grupo de jóvenes en el refugio y nada más verlos uno de los niños con los que íbamos se puso a gritar fuera de sí: “TIENEN DROGA, Y SE LA ESTÁN FUMANDO EN PAJILLAS!” . Not bad.

Aquel lugar estaba realmente bien. A los alrededores había más vacas que personas y por la cantidad de árboles que allí había daba la sensación que en cualquier momento saldría Laura Palmer de detrás de alguno.



Si bien en el campamento que hicimos en Junio teníamos un río al lado, lo que en principio puede parecer una desventaja por la tranquilidad que este produce y las ventajas que se puede sacar de él, en esta acampada no había ninguno cercano y fue este detalle lo que distinguió algo de lo que no pude disfrutar la vez anterior: El Silencio.

Ya por la noche, hablando con los amigos rodeados de un gran campo abierto y sin ningún niño alrededor, les dije que se callarán un momento, que estaba intentando recordar algo que quería decir. Cuando se callaron, el silencio fue tan sepulcral que me desconcentré por completo y me fue imposible acordarme de la tonteria que seguramente iba a decir.

Cansado después de un día intenso me fui a dormir. Iluminado únicamente por una linterna, me metí al refugio sin hacer ruido ya que había niños durmiendo, por esta razón tuve que poner la esterilla en el primer hueco que vi. El hueco no fue otro que al lado de una chimenea apagada la cual, lógicamente, estaba rodeada de ceniza. En un primer momento le quité importancia a esto e hice mal. Pero mal de cojones, y es que una vez metido en el saco y esperando caer rendido a los tres segundos, empecé a notar como el polvo inundaba mis pulmones por cada aliento que daba.

Una vez me desperté, cerré la boca y note como entre mis dientes no había otra cosa que polvo, ceniza o las dos cosas a la vez. Mi cara estaba que parecía un deshollinador, personaje que recordamos por aquel cabronazo de Mery Poppins y mi esterilla la he tenido que tirar nada más llegar a Madrid.

Así pues el viaje de nuevo ha sido muy enriquecedor a pesar de los pesares, y espero que el próximo Julio pueda compartir de nuevo, a mi vuelta de Londres, otra experiencia del mismo tipo con estos mis hermanos:



Litos, devuélveme mi moco.

jueves, octubre 12, 2006

Esta vez iba a ser diferente

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El contexto y la predisposición van dadas de la mano, como esas parejas de novios a las que les encanta presumir de lo bien que les va la vida juntos.

Así pues, un monologuista del Club de la Comedia, en cuanto sale al escenario; con un simple “buenas noches”, un arqueo de cejas y un silencio prolongado puede empezar a provocar las primeras carcajadas. Creo que este fenómeno puede verse claramente reflejado en los programas de Los Morancos y como ese público de marujas con flores estampadas en el vestido, comienzan a gritar, que no reírse, con los chistes de mierda que a mi parecer estos cómicos hacen en la mayoría de las ocasiones.

Entre los muchos ratos que tengo libres en estos días a lo que más me dedico es a mirar el teléfono para ver si tengo alguna llamada de un posible trabajo temporal, me recuerdo a esos personajes de series americanas en los que el protagonista espera la llamada del chico/a que le gusta e incluso llega a descolgar el teléfono, dándose cuenta que en la otra línea solo hay un esclarecedor “tuuu tuuu tuuu”. A estos términos aún no he llegado, pero eso de coger el teléfono a toda ostia esperando que al otro lado esté mi chic... mi trabajo, ya lo creo que si.

Por un lado mi teléfono (que diría el gran E.T.) y por otro Youtube son los dos protagonistas que ahora mismo colapsan mi vida, y viendo monólogos, a pesar de que me gustan, también tengo mis momentos de apretar el culo cuando en uno de los chistes que consiguen colar con el tema seleccionado, a pesar de que el monologuista sigue hablando sin dejar casi espacio entre el final de su chiste y la siguiente frase, se oyen tres aplausos, y después cuatro más fuertes… y entonces el monologuista se calla pero la ha jodido porque se ha callado a la vez que uno de los que aplaudían ha dejado de aplaudir y quedan otras vez esos tres insulsos aplausos dentro de todo ese silencio, por lo que el monologuista decide a hablar otra vez, pero horror, otros dos desalmados del público se han decidido a aplaudir con más fuerza a la misma vez y finalmente toda la sala aplaude interrumpiendo al monologuista que había probado, en vano, hacerse oír alzando más fuerte su voz. El monologuista desiste con una carcajada, un sorbo al agua y un formal “gracias”.

Y bueno, viendo este ejemplo quizá valores la importancia de un regidor (ese que controla al público y dice cuando este tiene que aplaudir), pero no sé, quien en alguna ocasión no habrá visto en el Diario de Patricia en todos estos incontables años que lleva ya en antena, o en algún programa sucedáneo, ese momento en el que el invitado dice algo así como: “y eso, que mi afición viene desde pequeñito, desde que llevaba pañales, vaya”. Al regidor, esta frase la ha parecido una joya y por sus santos cojones da tres aplausos tan fuertes que resuenan en todo el plató con un eco propio de un programa de televisión local y resuena en todo el plató, y en toda tu cabeza y entonces al público no le queda otra que dar un tímido y porculero aplauso.

Y yo me veo en la obligación de colgar, otra vez, el vídeo de Los Volcanes.



Hace no mucho, por razones que nunca llegué a conocer, el modem de mi ordenador dejó de funcionar, no durante mucho tiempo, pero el caso es que yo no tenía Internet. Eso es, no tenía Internet y delante de mi ordenador, con el fondo de escritorio de Neurosis, y tras seleccionar con el puntero en este haciendo cuadraditos y rectangulitos por todo el escritorio, de mí surgió una pregunta:

¿PARA QUÉ COJONES SIRVE UN ORDENADOR?

Tras unos minutos de sudores fríos caí en la cuenta de que tenía un juego; EL juego: EL BUSCAMINAS (así en mayúsculas, para que acojone más)

...pero nada, en cuanto conseguí hacerme la puntuación máxima en nivel medio (vale que no había más puntuaciones) y me mataron en el nivel máximo cuando me faltaban cinco minas porque al elegir una al azar, le di a la que no era, caí en la cuenta de la importancia de Internet. Y ahora haré un copia pega de un diálogo de una película de Kevin Smith, “Jay y Bob el Silencioso contraatacan”:

- ¿Qué coño es eso de Internet?

- Es una herramienta de comunicación, se usa en todo el mundo y la gente se conecta para despotricar sobre las películas y compartir pornografía.


Y bueno, todo esto había empezado con una frase que no ha tenido mucho que ver con el desarrollo del post, pero que cuanto menos (me) da que pensar. Como experimento un día habría que trasladar al público de el Club de la Comedia a un funeral a que escucharan al cura y a unos familiares de luto por su ser querido, de público al Club de la Comedia. ¿Qué macabro, no?.

Y bueno, felicito a las personas que hayan conseguido leerse toda la parrafada, que no ha sido corta, pero más me felicito a mi, que la he escrito, me la he releído y encima voy a seguir leyendo ahora a la loca de Cinco Horas con Mario. Ojala Mario despierte y le suelte dos buenas patadas y suenen risas enlatadas en mi habitación justo en ese momento. Sería bonito.

martes, octubre 10, 2006

Wake up the dead

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Creo que una de las palabras que más me gustan, no como suena, sino lo que significa, es la palabra subjetivo. Destapando uno de esos secretos que un tipo de mis características debería llevarse a la tumba, confieso que me gusta mucho, es más, diría que me encanta el disco “Morning View” de Incubus y el hecho de que tenga que explicar el por qué es lo que da sentido a estas líneas.

Era el último lunes de vacaciones que me pasaba en la playa de Matalascañas. Estaba viendo la tele y asqueado giré la cabeza y pude ver el discman de mi hermano suplicando que alguien lo usara. Como hombre de bien que soy, hice caso a las suplicas y ya de paso aproveché y le hice un favor a mi saturada cabeza. Cogí la sudadera gris, en la misma habitación donde buscaba un disco tranquilo para darme un paseo por la orilla de la playa. Tras desechar varias opciones llegué a ese disco amarillo en el que con edding y en cursiva ponía: Incubus “Morning View”.

“Pfff, no me mata, pero es tranquilo: le daré otra oportunidad”

Ya en la playa, paseando descalzo (como lo pudiera estar Jaime Cantizano en un reportaje del Hola) y con mi sudadera gris en cuyo único bolsillo llevaba metido el discman, puedo recordar como si hubiera pasado hace cinco minutos, que lo que se me pasó por la cabeza fue: “Me parece increíble que esto sea gratis”.

La banda sonora de ese paseo la ponía ese disco mientras andaba contra el viento y tras las notas esuchaba las olas del mar en una playa completamente solitaria e iluminada únicamente por las farolas que de lejos llegaban desde el paseo marítimo.

Las pocas noches que allí me quedaban repetí la misma operación, día sí, día también y a pesar de que escuchaba otro discos, el que estuvo por primera vez es el que recuerdo de mejor gana por eso de lo especial de las primeras veces y más cuando estas llegan sin avisar.

El otro día, hablando con un amigo salió una duda y era saber si son las situaciones las que componen nuestra personalidad, o la propia personalidad provoca que sucedan ciertas situaciones. Por poner un ejemplo, me pregunto: ¿Me gustaría la misma música si hubiera nacido en Eslovaquia en los años 70?¿Me impresionaría lo mismo los mates de Jason Richardson si viviera en una familia Amish al norte de Estrasburgo?, vamos que, ¿hasta que punto importa la genética en nuestros gustos o preferencias?.

Supongo que en algún libro de texto de psicología social dará la respuesta a todas estas tonterías que me dan por pensar, pero como ya dije una vez, profético, en plan señor Miyagui, las mejores lecciones son las que carecen de maestro.

Ojala en el techo de mi habitación encontrara las respuestas, porque es tumbado en mi cama cuando más preguntas me hago. Hoy la mayoría de ellas empiezan en “por qué”.

Otro post chungo.

La mujer de Mario (el de las cinco horas), está como una puta cabra.

jueves, octubre 05, 2006

Cinco horas con Zalo

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Una vez más me encuentro en la parada del autobús, pero no en la de siempre, sino en la que está más cercana al estanco y es que tuve que ir antes a comprar un metrobus porque se habían agotado todas las existencias en casa. Tras quince minutos esperando saco el móvil. Siempre siento una especie de inhibición en el momento de sacar del bolsillo mi móvil, no sé si es porque no consigo quitar ese fondo de pantalla de Homer Simpson que tan poco me gusta o porque la forma del móvil me gusta casi tan poco como el fondo de pantalla, el caso es que ocurre.

Selecciono Nuevo Sms, ¿tendré saldo suficiente?:

“l pto bus no psa. Llgo tard”


Cuando voy a buscar en la agenda el número al que tengo que enviar el mensaje, frunzo el ceño y recuerdo que Gonzalo hace tiempo que no tiene móvil. No se que me pasa para escribir mensajes con el móvil, pero me siento como un abuelo usando el Photoshop y es que los escribo realmente despacio, es por esto y por el hecho de tener puteado a Gonzalo esperándome lo que hace que me cague en la puta doblemente. Bien.

Al día siguiente, abro mi correo y veo tres nuevos mails: dos ofertas de piso y un muchacho que se ofrece a compartir piso con nosotros.

Emocionado cojo el móvil para mandar un mensaje y comienzo un diálogo conmigo mismo:

- Mierda, ¿tendré saldo suficiente?
- ¡Ah, si! Si al final no mandé ayer ningún sms
- Nuevo sms
- Tnmos 3 mails: 2 ofrtas d pso y 1 xa cmpañro. Yeah!.
- Vale, ¿cual era el numero de Gonzalo?
- Gilipollas, GONZALO NO TIENE MOVIL.

Aclarar que siempre que puedo evito el lenguaje sms, pero para ilustrar mejor el mundo del celular lo he puesto cual adolescente evitando faltas de ortografía graves, los que quitan las haches en los mensajes merecen una muerte lenta y agónica, desde luego que sí.

He empezado a leerme un libro:



Empecé ayer mismo y escogí este libro desconociendo completamente el argumento, guiado solo por el título, el autor y la portada: Cinco horas con Mario, Miguel Delibes, persona con manos, ojos y creo que también tiene una nariz.

Cuando era pequeño afrontaba los libros con mayor optimismo cuando en ellos había unos cuantos dibujos que si bien eliminaban toda capacidad de imaginarme a los personajes como me saliera de la entrepierna, sentía una especie de mayor fluidez a la hora de leer.
Hoy me pasa lo mismo pero en vez de con los dibujos, con los diálogos. Me gustan mucho los diálogos en un libro, y es que de alguna forma también quitan densidad a todo ese montón de párrafos con algún que otro punto y aparte suelto.

Si de pequeño una vez empezado el libro, empezaba a pasar páginas para ver cuando llegaba el primer dibujo, ayer, con Cinco horas con Mario, empecé a pasar páginas para ver si encontraba en suerte algún diálogo.

Ni uno solo.

El argumento del libro consta de una mujer que se queda viuda y habla al féretro de su marido durante las 256 páginas: sin diálogo. 256 páginas de monólogo, o al menos de eso tiene pinta, ya veremos si me equivoco más adelante. De momento el libro me está gustando aunque no haya dibujitos, ni sms, ni diálogos putos.

lunes, octubre 02, 2006

Mucho guiri, mucho gay... mucho guirigay.

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¿Cuántas veces en un concierto se os ha puesto delante un tipo de uno noventa?
Bien, yo soy ese tipo.

De vez en cuando miro hacia atrás a ver si estorbo a alguien y normalmente siempre encuentro a alguien buscando campo de visión entre mi cabeza y la de la persona que tengo al lado. No puedo evitar sentirme mal a pesar de que lo único que pueda hacer al respecto sea echarme a un lado para acabar molestando a otra persona.

El otro día iba sentado en el metro con unos cuantos asientos libres a mi alrededor. Cuando aún me quedaban unas cuantas paradas para llegar a mi destino, un hombre de estatura media y unos 150 kilos de peso, subió al vagón y, como no podía ser de otra forma, se sentó a mi lado. Mis piernas pasaron de una espatarrada V, a una I cursiva bastante acojonada. A los pocos segundos de entrar ahí, mi pierna izquierda, la que estaba en contacto con la pierna derecha del señor, empezó a sudar sintiendo ese peso que no le correspondía. Esta experiencia me hizo sentir como si midiera uno cincuenta en un concierto, la sensación esa de, me estoy jodiendo y poco puedo hacer para evitarlo.

Pido disculpas a los afectados.

Esta historia me ha recordado a hace unos cuantos años, en el metro de Moncloa. Me subí a la vez que un hombre de unos cuarenta años y complexión generosa, el cual se sentó también a mi lado a pesar de que, también, había unos cuantos asientos libres, de hecho yo diría que el metro estaba prácticamente vacío. Este hombre respiraba muy fuerte y muy profundamente, como si estuviera durmiendo. El tren había recorrido una parada cuando el compañero me habló:

- ¿Tú tienes novia?- su respiración seguía llevando el mismo ritmo. Hablaba como el colega negro que va en silla de ruedas en la serie de Malcolm.
- No
- Yo tampoco
- Ajá
- Mi madre si tiene novio – en este momento empecé a buscar miradas cómplices dentro del vagón, pero las pocas que podían haber ya se habían bajado- Si, y yo hay veces que les espio cuando follan

-

- Si, pero ella no se entera- Su respiración era más intensa a medida que avanzaba la historia y en mi mente se pasaba la posibilidad de bajarme del metro en ese mismo momento, pero quedaban pocas paradas para llegar y el tren en el que iba podía ser de los últimos en pasar.
- También hay veces que le cojo las bragas, cuando no puedo espiarles. – El tiempo pasaba demasiado despacio. Jamás había sudado tanto en el metro.
- ¿En qué parada te bajas? – me dijo
- Esto… dentro de poco.
- No, ¿pero en cual?
- Diego de León (por ejemplo)
- Vale pues te acompaño hasta entonces.

Mi memoria selectiva ha hecho que me olvide de la mayor parte del enfermizo monólogo que el colega me brindó durante seis paradas de metro lo cual agradezco enormemente.

Como iba diciendo, ayer estuve en el concierto de Mogwai.



Todo un recital que dieron los escoceses mezclando momentos ambientales en los que uno se perdía, con bofetadas en forma de explosión de las guitarras acompañadas de la iluminación y la contundencia de los preciosos ritmos de la batería, que ponían los pelos de punta en más de una ocasión.

Muchas veces en los conciertos tengo momentos de sentirme mal cuando sin darme cuenta me he puesto a pensar en historias que no tienen que ver con lo que está ahí. Mi cerebro me dice “Tío, ¡tu eres gilipollas!, deja de pensar tonterías y atiende, que están tocando Mogwai” y también me siento mal cuando bostezo y pongo excusas en mi cabeza como si alguien me estuviera escuchando “ No pasa nada, es normal que bostece, si me acabo de levantar de la siesta como el que dice”.

El próximo concierto al que iré será en Londres a uno de mis grupos favoritos, sino el que más, con Jorge y Rafa: Neurosis.

Un 1 en la quiniela.