domingo, noviembre 23, 2008

Y derrepente.

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Esta nueva entrada gira en torno a una palabra. Una sola palabra la cual aun retumba en mi cabeza a modo de eco.

Hace cosa de dos semanas, años después de que realmente me tocara hacerlas, empecé las prácticas en una asociación de menores en riesgo en el barrio de La Cañada Real. Este barrio es conocido en Madrid por lo conflictivo que resulta en cuanto a tráfico de drogas y viviendas ilegales pobladas por marroquíes y gitanos. Y si das una patada al suelo en una de sus carreteras de tierra, es posible que salte alguna jeringuilla alrededor de tu pie*.
Mi madre piensa "joder, que arriesgado" yo pienso, "joder ,que lejos!"



En la de abajo es donde quedo para que me lleven en coche hacia La Cañada, el cual tarda otros 20 minutos más después de la hora en metro. Para los que esteis hasta los cojones de mis historias del metro, vereis la que se os viene encima.

- Y dinos Curro: ¿Qué coño pintas tu allí?

Pues junto a otros monitores - educadores y trabajadores sociales - dedicamos un par de horas a chavales marroquíes que viven por la zona de las cuales la primera es para ayudarles a hacer los deberes, y la segunda se dedica a tiempo de ocio véase jugar al fútbol, al pañuelo, a las canicas (que jueguen a las canicas me hizo divisar en el horizonte un rayo de esperanza en el futuro de la humanidad) o a lo que les venga en gana según el día.

- Un momento!Un momento!Un momento!Un momento! ¡¡¡ALTO!!! ¿Has dicho ayudarles a hacer los deberes?

Glurp. Sí, demonios... Peliagudo tema y es que cuando un chaval de quince años te pregunta sobre trigonometría decir que no tienes ni idea es factible, pero cuando otro de once, te dice que le ayudes a hacer una división con tres números en el divisor y se te ha olvidado por completo hacerlo pues...

- Emmmm, esto... bueno, ¿¡porque no lo intentas hacer tu solo!? YA TE ESTAS HACIENDO UN HOMBRE. Venga, venga, no ceses. ¡Ánimo!.

¿Sucio verdad? Qué puedo decir, no estoy orgulloso.

Todas estas lineas, como he dicho en el primer párrafo, vienen a colación no de aburriros con mi vida, sino de dejar reflejado el increible impacto que una palabra puede llegar a tener sobre una persona.
Agachado con mi vista puesta en el cuaderno de un niño, noté como otro tiraba de la parte de atrás de mi camiseta, cuando entonces lo dijo:


- ¡¡PROFE!!, ¡¡PROFE!!

Q... ¿¿Cómo?? ¿¿QUÉ??

Ostia puta, un día te vas a dormir habiéndote afeitado por primera vez, y al día siguiente un tal Abdelazid te está llamando PROFE(en sentido figurado, que a pesar de lo que pueda parecer, no nací con las barbas)
Porque sí, porque allí los niños y las niñas no se llaman Ramón o María, que si ya se me dan mal retenerlos en mi cabeza, cuando te encuentras con Saba, Moguat, Abdela, Mourat o Houda, no sabes si sentarte en un escritorio junto a un flexo para estudiarte los nombres durante tres meses, o si directamente llamarles "Tú" o "Colegui", según se porten.

Supongo que a lo largo del año iré dando alguna actualización sobre como va transcurriendo esto de ser prof... proff...

Joder, no puedo.



*No-es-pa-tanto, pero si no exagero no consigo dar dramatismo al post.

lunes, noviembre 17, 2008

Pechitos McTitties

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Me encuentro de pie justo en frente del mostrador del Burger King de Gran Vía. Siguiente - escucho. No tengo pensado el menú a elegir y, mientras balbuceo "emmmmmm" y "pffffff", el dependiente me mira como si estuviera pagando por cada segundo que paso en ese estado. Jamás pensé tan rápido.

- Me pones un menú Big King Gigante con Coca Cola
- ¿Qué refresco? - me dice en media décima de segundo
- Emmm, Coca Cola.
- ¿Menú Big King gigante con coca cola? - me dice en un cuarto de décima segundo
- Juraría haber oído eso antes en algun otro lugar - pienso. Eso es - digo

Soy consciente de que me voy a quedar con hambre, pero lo cierto es que los complementos del Burger King - veáse las alitas de pollo o los aros de cebolla - me seguirían dejando con hambre por lo absurdo de su tamaño y además habré gastado más dinero.

- Aquí tiene, ¿desea algo más?
- ¿Me puedes poner un par de bolsitas de ketchup?


Me mira como si me hubiera fornicado a su mujer y me da las bolsitas.

Cojo la bandeja mirando el menú y me doy cuenta que, la parte del menú de "Gigante" influye a las patatas y al refresco, pero la hamburguesa va más acorde a esas alitas de pollo que no pedí.

Subo las escaleras concentrado como si estuviera haciendo una prueba del Gran Prix del verano. Una vez más, estoy convencido de que absolutamente todo se me va a caer al suelo. Ando intentando parecer confiado para demostrar al personal que mi equilibrio es envidiable, pero dentro de mí me tambaleo y me concentro cada vez más por cada paso que doy. Llego al piso de arriba y consigo sentarme en una mesa que resulta estar al lado de la calefacción central del establecimiento. No me parece una mala idea ya que el zumbido del que ella sale consigue taparme el Angel de Amor de Maná que suena por los conductos de ventilación.

Dejo mi abrigo, me remango las mangas de la sudadera y me froto las manos con la certeza de que no hay un grado de felicidad más absoluto del que en ese momento tengo. Esparzo las patatas por la bandeja y vacío dos bolsitas de ketchup en el cartón vacio que ha quedado no sin antes dejarme los incisivos en el ketchup por los repetidos intentos de abrir la puta bolsita de los cojones. Desenvuelvo la hamburguesa de ese papel que ha quedado ya semitransperente por la grasa que de la hamburguesa sale y mojo una patata en el ketchup. Me pregunto hasta que punto será eso antihigiénico con el autoconsuelo y la autoconsciencia de que la "magia" de ir a comer a un sitio basura es hacer honores al que se inventó ese calificativo y preocuparte lo menos posible de si el papel de la bandeja de Rihanna ha sido ya usado o de si alguien habrá sustituido los pepinillos por una flamante flema verde.

Muerdo la hamburguesa y cierro los ojos en señal de que el placer más absoluto acaba de llamar a mi puerta. Me compadezco de los vegetarianos y los anticapitalistas y le doy otro trago a mi coca cola que hace ese ruido de estar acabada que hacen las coca colas en las pelis, a pesar de que este casi llena. Un trozo de mi hamburguesa cae en la cara de Rihanna y me quedo contemplándolo preguntándome si esa cosa amarilla que ahora mismo le hace de bigote, es queso fundido frío, o mayonesa en mal estado.

Quince minutos después me acabo el menú con ganas de comerme otro y me sorprendo frotándome la barriga por lo tópica que resulta la situación. Eructo sin tener a Quico o Litos delante para proyectarles lo que acaba de salir de mi estómago, me pongo mi abrigo y me voy bastante más contento de lo que había llegado.

Actualizo a horas infrahumanas porque mi cabeza empieza a no entender que coño significa tener un horario, y lo que a las once de la noche parecía ser un largo descansar hasta la mañana siguiente, se tornó en una siesta de tres horas. Sigo sin sueño.

miércoles, noviembre 12, 2008

12.11.08

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Y ya.

miércoles, noviembre 05, 2008

That's what she said

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Da igual que dia sea si no tienes obligaciones y física y mentalmente te sientas en domingo. No bebiste ayer pero sientes como si tuvieras tres resacas al mismo tiempo. El efecto relajante que puede tener una ducha durará, como mucho, el tiempo que tardes en secarte. Las legañas se acercarán más al concepto de ser, que de tener. Estirarse quedará en un patético intento de levantar tu culo gordo del sofá y bostezar servirá únicamente si tus mándibulas llegan a crujir. No tienes fuerza para levantarte del sofá, pero sientes como si hubieras hecho sesiones de flexiones despues de haber ido al gimnasio. No tienes hambre pero sientes la fatiga de haber comido en uno de esos buffets baratos. No has visto porno pero sientes como si te hubieras hecho cuatro pajas seguidas sin pararte siquiera a limpiarte.

No te pasa nada excepto que la apatía ha terminado por ahogarte. Lo bueno ahora es una mierda y lo que era una mierda, simplemente te está destruyendo por dentro. Piensas: así es como se debe sentir uno cuando le deja una novia después de haber ido al gimnasio, comido hasta reventar y haberse hecho cuatro pajas seguidas.

Entonces algo ocurre que consigues salir a la calle y, ya en el metro, ves a un chico ecuatoriano sentado en el banco del andén, esperando a ese tren que no llega. Está escuchando algo a través de su móvil que no se alcanza a entender por la distorsión, pero que te molesta lo suficiente como para mover la cabeza un lado a otro e imaginarte una conversacion con él:

Y, sentándome a su lado y poniéndole la mano en un hombro le digo:

- Auriculares
- ¿Perdona?
- AU-RI-CU-LA-RES
- ¿De qué me estás hablando?
- Quizás lo conozcas como CASCOS
- Ahhh, vale, ya sé, ya sé
- Y no me refiero lo que te protege la cabeza cuando vas en moto
- Ya, idiota
- Ni a muchas botellas vacías
- Ohp
- Mira, los enchufas aquí y entonces solo tú oirás la música
- Co... Com... ¿QUÉ?
- Si! Y no sólo lo oirás mejor sino que además no molestarás al de al lado.
- Uau!
- Eso es
- Aunque, bueno, je je, a quién le iba a molestar un dúo de Maria Carey con Luis Miguel? Es relindo.
- Te equivocas
- ¿Dadi Yanki?
- Molesto como masticar cristal...


Seguimos hablando de las distintas funcionalidades que puede tener unos auriculares pasando por preguntas fundamentales de como se hace para consultar el saldo con Vodafone o cual es el precio de mandar un sms con la palabra tetas al 7787:

- Un euro
- Ohp



Y volviendo a casa te das cuenta. Nada ha servido hasta que, algo lo hace. Todo esa sobredósis de hastío y de acabar con los grandes males del planeta tierra se solucionan de una forma muy sencilla y es salir a la calle y dar un paseo con la condición de que, haciendo un frío de cojones, vayas tan abrigado y tan cubierto que sientas que el frío solo esta detrás de todos tus accesorios de abrigo. Gorro, guantes, bufanda, abrigo que cubre hasta el cuello, dos pares de calcetines y, si es necesario, los pantalones del pijama debajo de los vaqueros para así sentir que le estás ganando el pulso a la naturaleza. Algo así como ver una tormenta enorme desde tu casa, pero sin que haya ventanas de por medio.

- Eh tío...
- Dime
- No pienso beber más en mi puta vida. ¡LO JURO!