martes, septiembre 23, 2008

Asesina las cervezas 2.0

___________________________________________________________

Hay días en los que llega la hora de dormir y me alegro. Me alegro de cojones. A falta de un interruptor en mi cabeza de encendido o apagado, lo más cercano a eso que encuentro y que verdaderamente necesito es por fín irme a dormir queriendo a veces hacerlo durante dos o tres días sin tener un despertador perturbándome a medio metro de mi oido.

Luego hay otra forma más aconsejable a la vez que menos accesible de desconectar: Viajar.

Mañana -y quien dice mañana dice dentro de seis horas- me voy a Matalascañas durante seis días a hacer una version 2.0 de este viaje al que iba sin saber muy bien con lo que me iba a encontrar y que me dejó, no solo con las ganas, sino también con la necesidad de repetir.

Y lo veo como un viaje en el que despedir el año ya que después de este, empieza otro curso, otra rutina distinta y, en definitiva, otra etapa que si bien no me motiva una mierda me consuelo con saber que es otra etapa al fin y al cabo, y que a veces es mejor cambiar de cuesta arriba, antes que estar constantemente andando por la misma carretera recta donde en el horizonte solo se ve una planta rodadora y un cactús inyectándose heroina - Otra metáfora de mierda patrocinada por Poluciones Nocturnas -

¿Te vas a la playa? Pues que putada tío, porque va a hacer mal tiempo esta semana - he podido oir recientemente. Whatever. Porque a veces no hacer nada es el mejor de los planes. Sin horarios y sin prisas. No fui en Semana Santa a ponerme moreno o a reencontrarme con los amigos para ir a discotecas de mierda y lo último que hice fue echarlo de menos.

Hecha la maleta y a punto de irme a dormir, no me queda más que dejarme llevar y ver que pasa.

Feliz semana.

jueves, septiembre 18, 2008

I can't handle this

___________________________________________________________

Mi conciencia es un calcetín sudado. Tengo los ojos tan abiertos que el techo se hace nítido por más oscuro que esté. No puedes dormir, no puedes dormir, no puedes dormir! Me repite una y otra vez una voz por cada amago. La música no llama al sueño y levantarme a ver teletiendas no me atrae por una parte porque es posible que ver un trozo de plástico que dobla la ropa, o alargadores de pene que funcionan como un garrote vil tenga un efecto contraproducente, y por otra porque mi habitación está tan hecha mierda que levantarme supondría tener que encontrar un hueco para apoyar un pie en el suelo y no en unos pantalones o una camiseta de antes de ayer. Es pensarlo y me da pereza. ¿La pereza llama al sueño? Supongo que esa sería otra razón.

Y ahí estoy, boca arriba, mirando al techo con las manos entrelazadas a la altura de mi pecho notando los latidos de mi corazón y pensando en situaciones que se podrían dar en Cosas de Casa. No sé ¿que pasaría si me encontrara un maletín lleno de dinero?lo denunciaría a la policía o me lo quedaría para mi? bueno, supongo que depende de la cantidad, pero eh!, depende de la cantidad lo devolverías si es mucho o si es poco? no se tío tendría que darse la situación... Y llegado a este punto entro en un bucle que para nada ayuda a encontrar el sueño y es... ostia, si pasara pensaría, hace no se cuanto tiempo pensé que esto iba a pasar!. Eh Eh! ¿Y si pasara ahora? no solo pensé que imaginé que esto iba a pasar,sino que además, también pensé que había imaginado que podría haber pasado. Y asi se empieza a retroalimentar una estupidez que se corta agitando la cabeza y diciendo: basta imbécil.

Es entonces cuando recordé a mi vecino inglés. Un día cualquiera nos cruzamos en el portal y pasó eso que pasa. Tu vas para un lado convencido de ir a ese lado pero resulta que él también va a ese mismo lado y oh!, tropiezo, ¿Qué pasa? que los dos cambiais hacia el mismo sitio haciendo una especie de quiebro que normalmente termina con algo asi como "ohppp! perdona!" tras cuatro quiebros y una mirada gacha de aqui no ha pasado nada. Este inglés, en esta típica situación, me dijo algo que me hizo reirme de verdad y no por compromiso como el 95% de las veces que sonrío cuando me cruzo con un vecino. Él, a los dos tropiezos, se paró, estiró el brazo derecho, se puso el izquierdo en el estómago y con ese acento tan inglés y esa cara tan rosa me dijo: ¿Bailamos?

A veces siento como si la cama tuviera tres universos paralelos según el lado al que esté mirando. Podría tener cuatro, pero creedme, la respiración puede llegar a ser muy sofocante cuando estás mordiendo la sábana de la almohada.

Cambiando de posición para ver si se me daba mejor la tarea de encontrar el sueño, me metía en otro universo y era uno en el que ya había estado antes muchas otras veces, y no era otro que el de imaginar una historia, un sueño, algo que me gustaría que pasara. Este """truco""" tiene bastante tiempo, y es por eso que ya casi de forma automática cojo el sueño que tenía cuando era un adolescente que se gastaba las pagas (que no las pajas) en revistas de NBA. Ese sueño no era otro que jugar en los Knicks, en el Madison Square Garden con John Starks como compañero y chocándole la mano a Spike Lee al meter ese triple decisivo que nos daría la victoria. Creo que por eso los sueños se llaman sueños... yo rara era la vez que llegaba a chocarle la mano a Spike Lee porque ya me había quedado frito por el camino metiéndole variantes nuevas a la historia como hacerle un mate en la cara a Reggie Miller o caerme encima de las cheerleaders mientras ellas se reían y comentaban lo afortunadas que eran cuando yo volvía a la cancha despues de decirles: Estais bien chicas? y sonreirles con una de esas sonrisas que brilla el colmillo hasta el quinto anfiteatro.

Pero esa es la adolescencia - en este punto del post pienso que me está quedando largo, pero maldita sea, estoy escribiendo de carrerilla y tengo que aprovecharlo porque probablemente no ocurra hasta dentro de una semana o siete- ahora, cambio a la tercera postura antes de haber salido siquiera del vestuario.

¿Y qué hay en el tercer universo? Joder, el tercer universo, ese en el que a pesar de no verlo, noto el gotelé de la pared a escasos centimetros de mi cara. Ese lado, ese universo es en el que estás jodido. Examenes, trabajo, dinero, responsabilidades, calor, calcetines sudados, habitación desordenada, peste a sobaco en el metro, yogures de frutas del bosque completamente blancos, en definitiva... SAL DE AHÍ ECHANDO OSTIAS.

Y así, volviendo a ponerme boca arriba, decidía hace un rato mover el culo, hacer un hueco para mis pies entre esa puta pocilga y escribirlo para, si no encontrar el sueño, al menos hacer tiempo para tener más sueño a la hora de reencontrarme con esa cama tan apetecible en la que imaginarse historias y descubrir universos.

martes, septiembre 09, 2008

Las moscas también se reproducen

___________________________________________________________

En algún lugar del mundo, alguien, ahora mismo, estará sentado en el sofá de su casa con un churrete de tomate en el bigote, los pies apoyados encima de la mesa y viendo una película de mierda, por la sencilla razón de que no puede cambiar porque no encuentra el mando.

En algún lugar del mundo, alguien estará borracho en su casa con los zapatos puestos en camiseta de tirantes blanca, calzoncillos blancos a rayas, calcetines de oficinista tan lisos que casi se transparenta los pocos pelos de las piernas que tiene, y tan altos y estirables que casi llegan a la altura de la rótula y unos zapatos color caqui (que son caqui porque él los ha pedido caqui en la zapateria) preguntándose por qué no es capaz de agradar a las mujeres mientras se lava la cara en el cuarto de baño y se frota los ojos como si de esta forma pudiera cambiar lo que la imagen del espejo le escupe.

En algun lugar del mundo, alguien estará comiéndose una cucaracha y diciendo en su dialecto “¡Oh! Demonios, cuán sabroso manjar... CUÁN SABROSO

En algun lugar del mundo, un tipo apuesto estará sentado frente a la pantalla de su ordenador con los pantalones bajados a la altura de los tobillos, haciéndose una paja con el último video de gordas con medias de rejilla que le ha llegado de esa página tailandesa de la que es suscriptor.

A veces me da por imaginarme lo grande que es el mundo. Lo insignificante que uno solo de nosotros podemos llegar a ser en comparación con bla bla bla y toda esa mierda de filosofía de los cuadernillos de filosofía de vacaciones Santillana. A donde quiero llegar es que, somos tantas y tantas personas en el mundo, que me da por pensar que cualquier cosa que se nos pase por la cabeza, por rara que sea, es posible que alguien, en algun lugar del mundo, la esté haciendo.

O eso creía hasta hace poco.

Y no me tengo que ir lejos. En algun lugar de este nuestro país, el alto standing de TVE buscaba renovar su look para su nueva temporada sin ser excesivamente transgesores. Lo visualizo, lo visualizo!: “Si... algo fresco, nuevo... ELEGANTE” Contraton a un diseñ... contrataron a una puta compañía entera de diseño. Horas de trabajo, ¿horas?... DÍAS (Guiño godianesco). Bocetos y más bocetos. Maldita sea González, se que puedes dar más de ti... sé que puedes hacerlo!. Un equipo trabajando a la luz de un flexo descansando solo para comer comida china en esas cajas rectangulares con bordes redondeados y, por supuesto, con palillos chinos, mientras siguen hablando de ideas, de bocetos...

... hasta que por fín obtienen un resultado.




Y se supone que debería haber una foto de las nuevas moscas de TVE en el hueco de antes, pero joder, me parece que es tan horrible que ni siquiera Google lo registra. Para explicarlo basta decir que son un uno y un dos desaliñados, con un círculo alrededor que parece el típico espectro raro que ves alrededor de las cosas cuando te acabas de levantar y te frotas los ojos con fuerza.

Y por muy ancho de mente que intente llegar a ser, de verdad que no me entra en la cabeza que alguien haya podido realmente parir algo así y que, posteriormente, a otro alguien le haya parecido de puta madre y haya decidido incorporarlo porque MOLA UN MAZO.

Nos dan nuevas excusas para dejar de ver la tele, por si no fuera suficiente excusa que la programación apeste más por cada día que pasa. Y yo me pregunto, ¿que será lo próximo? ¿un documental de pies callosos presentado por Ramón García? No es necesario, a mi ya me habeis convencido.

domingo, septiembre 07, 2008

Respiremos

___________________________________________________________

Es curioso, no me importa tener prisa para llegar a mi destino, de hecho, no me importa llegar con quince minutos o media hora de antelación, si desde el piso de arriba del metro de Alameda de Osuna veo el tren esperando con las puertas abiertas, voy a bajar las escaleras a carajo sacao para que este no se vaya. La diferencia no va a dejar de ser el sitio donde voy a tener que esperar, pero qué se yo... un instinto o algo.

Entrando el otro día acelerado en un vagón, en seguida pude comprobar que hacía un calor de tres pares de cojones en el mismo. Creyendo que sería el tío más ocurrente de la linea 5, cambié de vagón antes de que el tren diera su bocinazo de salida. Allá voy. Antes de entrar metí el brazo derecho en él para comprobar si también se me derritirían los testículos ahí dentro. Era un vagón nuevo, y en este punto de la historia yo me pregunto: ¿Por qué los vagones que son diferentes, con colores más chillones y con menos asientos... yo los creo mejores? Mierda pa mí, allí hacía el mismo calor que en el vagón anterior. Insaciable que es uno y animado aún por el estado espídico en que me encontraba, me decidí a correr al siguiente mientras entre el escaso recorrido que había de uno a otro y escuchando por fín el pitido del tren diciendo que nos íbamos, yo pensaba: Aire acondicionado, Aire acondicionado, Aire acondicionado.



Tercera mierda consecutiva pa mi.

Resignado me senté en aquel vagón vacío preguntándome en cual de las siguientes paradas me daría una lipotimia.

Empezó a entrar gente lo que no hizo mejorar la situación y es que, ver los síntomas de calor de algunas personas, puede hacer que el calor se multiplique por... pues no sé, por bastante. El vagón empezó a llenarse y yo me lo temía. Gente tan “ocurrente” como yo venía de vagones contiguos y tendían a rendirse cerca de mí para restregarme sus “oy que calor” y su peste a sobaco, como si yo no me hubiera dado cuenta (cojones).

Moviendo la nariz como si fuera mi perro, puse cara de estar diviendo 657 entre 49 ¿qué era eso?. Oh dios, otra de esas pestuzales a sobaco y que en cambio esta vez pude notar especialmente cerca. Miré al tipo de la camisa blanca de al lado, luego me miré a mi mismo y entonces pensé: Amigo... esto es entre tu y yo.
Astutamente me rasqué la nariz con el dorso de la mano alrgando este movimiento hasta prácticamente el hombro mientras hacía algo así como Mffffffffffffff.
Allí seguía oliendo a mierda de la misma manera, pero en mi cabeza tenía el consuelo de que el precio que pagué por el desodorante había merecido la pena.

El tipo de la camisa blanca de al lado mío se convirtió en un personaje aislado del mundo. Una mujer sentada más allá agitaba con fuerza su abanico haciendo así ese puto ruido tan característico al golpear este contra sus pulseras de vírgenes y perlas,igual. Otro tipo al que le sudaba el mostacho como jamás he visto sudarle a alguien el mostacho en mi vida le pasaba lo mismo. Se aislaban. Era como cuando en las películas de repente ponen un primerísimo primer plano de algunos personajes a camara lenta, con una iluminación sofocante, unas gotas de sudor estratégicamente colocadas y unas moscas revoloteando por encima de sus cabezas... algo así pero en el metro, y apestando a sobaco.

Salí vivo de allí. Hacía mucho menos calor que dentro del vagón y la cerveza que me iba a tomar la iba a notar caer por esófago como si fuera la primera vez que ocurriera aquello. Haber estado tan puteado minutos antes me hizo estar más contento entonces.

Hoy cené comida china, vi una buena película y se me olvidó que era sábado. Dicen algunos que mañana tengo que estudiar, pero yo no les acabo de creer.