viernes, octubre 05, 2007

Esto no es un adiós...

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...es un hasta nunca.

Empieza una nueva etapa en mi vida y con ella acaba otra. La de este blog.

Poco sentido tiene seguir con algo que no me motiva y es que a diario se me ocurren cosas sobre las que escribir, ideas que se quedan en un simple recuerdo en forma de “ya no viene a cuento”. Lo poco que escribo no me apetece siquiera colgarlo y lo cierto es que desde que volví a Londres las actualizaciones han sido más por un debo que por un me apetece. No me apetece cargar con ese lastre aunque sea una gilipollez como la que viene a ser escribir cosas a veces tan íntimas que me replanteo la idea de si hice o no hice bien en postearlo.

Gracias a los que de vez en cuando os habeis pasado por aquí dando sentido al blog con vuestros comentarios.

Nos vemos amigos!

lunes, octubre 01, 2007

Momentos

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Eran las 7 de la mañana cuando llegaba a la estación de Bermondsey. No más de diez minutos la separaban de aquel muelle del Támesis donde me tocaba trabajar esa vez. Hacía un frío horrible, de los peores que recuerdo, por lo que el recorrido fue más rápido de lo previsto debido al ritmo rápido que pillé. Me frotaba las manos, subía la música de mis cascos e incluso maldecía en voz alta y en español el por qué de estar despierto a esa hora, con ese frío y yendo a trabajar.

Llegaba tarde. Me abrió Saba, el húngaro que me guiaba sobre lo que tenía que hacer dentro de las distintas posibilidades que ofrece el verbo limpiar. Pasar la aspiradora por una de las moquetas de uno de los barcos me hizo alegrarme de que me apeteciera empezar a quitarme ropa. Que esa fuera la mejor noticia que había tenido hasta el momento durante el día me hizo preocuparme no sin razón, y es que aquel día iba a ser realmente duro.

Un descanso de una hora, un buen almuerzo y se acababa un descanso que se hizo corto. Tocaba empezar a cargar cajas del almacén a los barcos. La noche asomaba y el ritmo de trabajo se hacía cada vez más rápido por ir con el tiempo cogido con pinzas. Cargábamos cajas de cerveza, quizá cientos de ellas, en un respiro lo dije a Saba lo mucho que me jodía tener que cargar con tantas cervezas y no poder beberme una siquiera, él sonrió y me dijo algo así como, veremos que se puede hacer luego.

Diez horas de trabajo, un tirón en mi antebrazo, un frío gélido convertido en un calor asfixiante. La jornada había acabado y cualquier cosa que no fuera morirme o dormir me parecía una idea horrible hasta que Saba me hizo cambiar de idea.

Daniel, eritreano, Saba y yo, nos dirigíamos a un barco vacío y a semioscuras guiados una vez más por Saba. Entramos al barco, cogió tres cervezas del mini bar y nos salimos los tres al camarote viendo desde ahí un oscuro Támesis y unos iluminados puentes alrededor. Abrimos las cervezas, le di un trago a la mía y mirando a mi alrededor me di cuenta que el madrugón, el frío, el esfuerzo... Londres, todo había merecido la pena. Sin casi decir palabra ninguno de los tres nos acabamos la cerveza, primero Daniel, luego Saba y finalmente yo. Tiramos el casco de la cerveza vacío al río lanzando este lo más lejos posible.

Es raro, creo que lo bueno y a la vez lo malo de este tipo de momentos, es que no se eligen, llegan sin avisar.

jueves, septiembre 27, 2007

Antikarao... que?

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Intentar meter la llave por la cerradura y ver que me cuesta tres intentos atinar con el objetivo es la enésima muestra a mi mismo de que, efectivamente, voy más borracho que Massiel en... que Massiel.

Intentar colgar las llaves en donde siempre y que se me caigan al suelo devela mi estado a mi madre aún despierta sin que ni siquiera me haya llegado a ver. Antes de pasar por el salón abro la nevera en busca de algo que haga a mi estomago callarse durante un rato al menos. Una olla de macarrones fríos como su puta madre son los elegidos para la ocasión. Cojo un tenedor y por no sacar la olla de la nevera me los como directamente de ahí aun sabiendo que dejar la nevera abierta durante un rato llevara a que esta empiece a pitar en señal de “eh, borracho, cierra la nevera que gasta luz”. Intento hacerlo rápido y sin que se me caigan los macarrones por el camino. Recuerdo entonces a la tía que al lado mío en el autobús de vuelta a casa se ha empezado a cortar las uñas saliendo estas disparadas a cualquier lado, incluyendo mi cara en el intento con su dedo indice. Hija de puta, hija de puta. Se me caen tres macarrones y la nevera empieza a pitar. Si mamá, tu hijo va pedo.

Cierro la nevera, abro el congelador y cojo un helado mitad de galleta mitad de crocanti con chocolate. Perfecto.

Paso por el salón, saludo a mi madre disimulando o yo que coño sé:

- Hola mamá.

Tras cinco segundos de mirada de madre...

- Hola hijo.


No me he acabado el helado y empiezo a escribir esto.

Mañana iba a comprarme unas zapatillas por la mañana. Miro el reloj para comprobar si la hora que es me dejará dormir tranquilo. En un día cualquiera las 3.45 que marca ahora mismo el reloj sería un chiste para superar mi insomnio o como cojones se llama el trasnoche que me marco dia sí dia también. Hoy da igual. Llevo un pedo como un camión y tengo sueño.

Deja de escribir, gilipollas, y ponte a dormir antes de que se pase.

viernes, septiembre 21, 2007

Título

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Las cinco y tantas de la madrugada. ¿Hoy?. Hoy he jugado un partido, hemos perdido, he metido un punto el cual he dedicado a mi madre. Me duele el codo. Sudo en mi habitación. Estoy en gallumbos y escucho ThomYorke. Creo que es un buen momento para escribir.

Había algunos videojuegos antiguos de plataformas, esos de ir dando patadas por ahí manejando a un tío de tirantes blancos o a una tia con las tetas grandes y el pelo azul, en los que a tu personaje le daban un numero limitado de superpuñetazo o superpatada que te quitaban algo de vida cuando lo hacía pero que mataba a todo aquel que anduviera cerca. No había cosa que más jodiera que te mataran o acabarte la pantalla y no haber usado el superpoder.

Cambio y pongo algo de Head Automatica. Bebo de la botella de agua de color naranja que hay encima de la mesa. Aún le queda cierto regustillo a sensación de melocotón. Sigo en calzoncillos.

Somos personas, tenemos necesidades. No me fío de las personas que no odian, que todo les parece de puta madre. No. Tampoco me fío de aquel tío con el que charlando durante un buen rato no me transmite la sensación de que en un corto espacio de tiempo le podré dar un codazo amistoso para decirle “ostias! Mira esa que pasa por ahí!”. Me fiaría antes del Señor Burns que de Ned Flanders.

Bebo agua. Pongo Standstill por enésima vez hoy. Sigo en calzoncillos.

Poco más de un mes y ya tendré veintitrés años. Sigo bebiendo KalimoTXo por bares de Malasaña. Veintitrés. Creo que los veintitrés es esa edad en la que cuando tu dices “me estoy haciendo mayor” como muletilla de mierda después de que te feliciten, la gente ya empieza a ser más escéptica a la hora de decir “andaa, que dices!”. O quizá solo es la edad en la que empiezas a usar la palabra escéptica.

Viernes 21 de Septiembre, se acercan las seis de la madrugada. La mañana ya llegó, hoy puede ser un gran día. Sigo escribiendo tonterías y además se me acaba el agua.





A través de tu risa la vida me pide perdón.

Vivalaguerra.

martes, septiembre 18, 2007

Grain of Salt

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Llego a casa un sábado por la madrugada y ante mi sorprendente lucidez a esa hora, en ese día, me da por encender la tele. Cambiando de canal me doy cuenta lo difícil que es que las cadenas no se estén llenando los bolsillos con programas de adivina nuestro crucigrama o teletiendas baratos, es por eso que de entre toda la caspa lo único que me llama la atención es la película que estan echando en Telemadrid, y que si es así es porque es una película, no porque es buena. Sin saber muy bien por qué, el Dual, ese botón que nadie sabe muy bien donde está en el mando y que pone algunas películas en version orginal, está enchufado.

Pongo la película de Telemadrid por segunda vez y un niño de unos siete años, con orejas grandes y cara de ratón dice algo así:

I don´t know how it feels. You think at the only person at earth who wakes up every morning waiting there is someone else?


Mi mandíbula ce al suelo y mis ojos salen de sus órbitas. Con esta frase empieza el primer disco de Poison The Well. ¿Y por qué escribo esto aquí? Porque para que yo me diera cuenta de que la frase de esta película coincidia con la intro del disco tuvo que darse que:

- Estuviera viendo la tele un sábado a las 5 de la madrugada en lugar de haberme ido a dormir la borrachera

- Que eligiera una película americana de adolescentes y niños gordos americanos de entre toda la programación en lugar del teletienda de marras.

- Que justo el niño dijera la frase en el momento que puse la película y que coincidiera que estaba el Dual estaba puesto para que me pudiera dar cuenta de que me sonaba esa frase.


Escribo esto y pienso en las casualidades. En el destino. En un tiro de un negro jugando en Rusia que entra rebotando tres o cuatro veces en el aro y en otro de un español con barba que se sale prácticamente de dentro. Se me pasa por la cabeza de todo, lo último, que el destino no quería que ganara España por algún motivo, que se yo, que si Gasol metía ese tiro el estadio se hundiría ante el estruendo del público y entonces morirían todos…

Y son casi las seis de la madrugada y sigo pensando en gilipolleces y lo que es peor, escribiéndolas, a pesar de que mañana me levante a las nueve de la mañana para ir a matricularme. Y eso suman tres horas de sueño.

Uf.

domingo, septiembre 09, 2007

Bala

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Un día cualquiera me despierto y a mi espalda cargo con blog, myspace, flickr, fotolog, facebook… la mayoría ni los uso. ¿Aburrimiento?¿Falta de ego?¿Borreguismo? Ni idea oiga. Solo se que me alegra reírme con este video y no sentirme parte del saco. Peor me iría entonces…




Cualquier día me levantaré con un espacio del messenger. Escupidme entonces...

martes, septiembre 04, 2007

Auch

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Niños obesos que se escapan del campamento para gordos para meter dos dedos a la vez en el tarro de la mantequilla de cacahuete, cuarentonas con cintas en la cabeza y mallas de color turquesa haciendo aeróbic delante del video de Jane Fonda, gente que desborda el ketchup y la mostaza del perrito cuando le dan un gran bocado a este...

TODOS. Todos ellos han pasado por mi mente a eso de las 8.45 de la tarde cuando aquí el que escribe le ha dado por retomar, tras un año en inactividad, la actividad física volviendo al equipo de baloncesto… al que pagan. He maldecido cada cerveza, cada alita de pollo grasienta que me tomaba en el Halal chicken, porque en el fondo sabía que evitar alguna de esas hubiera supuesto estar una milésima menos muerto de lo que estaba mientras echaba los pulmones por la boca.

Aún ahora tengo los ojos rojos de la cantidad de sudor que se me ha metido en estos, me duelen las piernas de las carreras que me he dado, los brazos de las flexiones, los abdominales de los…. abdominales y tengo rozaduras en las piernas por haber elegido mal el tipo de gallumbos para la ocasión.

Todo esto ha sucedido tras haber hecho un viaje de más de siete horas desde Barcelona durante el día, ¿y sabes lo mejor de todo? Que mañana repito.

Gritad conmigo:

¡¡¡BIEEEEEEN!!!



Y a mi hermano Rafa le dejo este presente en forma de foto que pude tomar andando por Las Ramblas en Barcelona.




Gloomy Sundaaaay…

viernes, agosto 31, 2007

Meaningless

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En mi casa, para ir de mi habitación a la cocina, tengo que pasar por el salón. Pocas cosas pueden hacer interrumpir mi paso cuando voy a por un yogurt de fresa. Algo lo ha conseguido esta vez, extraño teniendo en cuenta que ese algo venía de la tele. Cuando me he querido dar cuenta estaba volviendo sobre mis pasos, del salón hacia la habitación, porque sentía que el viaje ya había merecido la pena sin necesidad de abrir la nevera. En la tele: LA ESCOBA RECOGELOTODO.

Si y SI, por fín un teletienda que me hace recuperar la fe de aquellos días en los que Ovideo, entre saltos, nos anunciaba las plantillas para los pies, o en el que Martín Godián, ilustre médico, nos recordaba como el Slenderton llegaba no a miles, sino a millones de terminaciones nerviosas en nuestro cuerpo.

Debido a que el formato de los teletiendas son todos muy parecidos entre sí, resulta muy fino el hilo que separa un buen teletienda, de un teletienda mediocre. Así pues el mix presentador-producto juega un papel fundamental en estos anuncios de la vida real.

Puesto este producto tan jodidamente atractivo sobre la mesa, faltaba el otro factor determinante, el presentador: gordo, con ojeras y aburrido de si mismo… ese hombre nos enseñaba como la escoba recogelotodo llegaba a los rincones más complicados del hogar pulsando tan solo un botón. Impagable el momento en el que tenía que elevar la voz hasta el punto de gritar cuando le daba al botón para que se le oyera o como cuando barría se daba golpes en el micrófono haciendo de esta forma inútiles sus gritos.

- Y da igual moqueta, alfombra, parqué… sobre todas las superficies es efectiva nuestra escoba!

Que grande. Y mientras aquí sigo yo, con aún la resaca de lo que acabo de ver y una maleta sin terminar de hacer en mi espalda. Y es que mañana me voy un fin de semana a Barcelona casi de rebote aprovechando un hueco vacío en el coche de unas amigas que han tenido la equivocada idea de ajuntarme. Todo sea para que la gasolina les salga más barata. Je!.

Rellenando mi tiempo como buenamente puedo hace unos días un amigo me facilitó esta tarea dándome la solución para que jugar al Guitar Hero no conlleve pegarme un viaje de más de media hora hasta casa de Manolo.



A falta de videoconsola, el Guitar Zero emula la version de este gran juego para ordenador. Pero que cutre jugar con el teclado, ¿no? – pensarás tú. Pues sí, así sería sino fuera porque el teclado emula la guitarra, y cuando juegas al Guitar Zero, más allá de colocarte como si fueras a charlar por el Messenger, tienes que coger el teclado como si de una guitarra se tratara, siendo las efes las teclas, y el enter la “cuerda”.

Y ya está. Horas de perdición delante del ordenador creando conflictivas caras de extrañeza cuando entra alguien a mi habitación y me ve con el teclado en la mano como si lo estuviera meciendo…

En fín, merece la pena parecer un loco.

Hasta la vuelta.

lunes, agosto 27, 2007

Decisiones al filo

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Yo tenía unos trece años, el año anterior había estado en un equipo de atletismo gratuito y ya por entonces me daba cuenta que correr y ya se me quedaba corto. Animado por unos amigos me apunté entonces a un equipo municipal de baloncesto. Tuvieron que pasar unos ocho años e irme un año a vivir al extranjero, para pasar un año de inactividad.

Durante el tiempo que he estado viviendo en Londres siempre me rondaba por la cabeza comprar un balón y salir a echar unos tiros cualquier momento en el que mi cabeza necesitara algún rato de desconexión. Muchos contras hacían que esto fuera posible: Mis inestables horarios de trabajo; que para llegar a las canchas más cercanas tuviera que coger un autobús; la lluvia que hacía que estas estuvieran casi siempre mojadas o lo desconocido del baloncesto en un país donde el segundo deporte nacional es el, joder es que me da hasta vergüenza decirlo… el cricket y el tercero es el, ufff, venga tu puedesel rugby…pues me lo ponía más que difícil.

Otra vez aquí me encuentro con dos posibilidades ante mí:

- Volver al equipo de siempre.

Pros:

- Entrenar cuatro días a la semana jugando el domingo conseguiría que mi cuerpo saliera de esta carretera hacia la flacidez que entró en el momento que llegué al mundo de las alitas de pollo y las patatas fritas por 3 libras.

- Jugar en la liga autonómica. Jugar contra equipos competitivos en canchas la mar de decentes y todo con cierto ambiente de seriedad.

- Cobrar un dinerillo al mes.

Contras:

- Compromiso. Y en esa palabra tan jodida se resumen todos los contras, y es que, que todo sea más serio, hace que a su vez haya que comprometerse llegando puntual a los entrenamientos y partidos, faltar a los entrenamientos solo por una razón justificada y bueno como que etcétera o algo.


- Entrar en un equipo municipal.

Pros:

- Libertad: Sentir que juego al baloncesto porque me apetece y cuando me apetece, no porque en mi agenda ponga que el martes a las 9 tenga que ir a entrenar.

- Ambiente: Al no haber tanto presión sobre qué hacer, como hacerlo y cuando hacerlo, el ambiente sería más distentido. El equipo estaría formado por gente de barrio que piensa a partes iguales en el partido y en la cerveza de después de este.

Contras:


- El nivel del equipo es como para estar luchando entre los tres últimos. No me importa especialmente, pero bueno, el dato ahí esta.

- El nivel de la liga también sería bastante más bajo, las canchas, los arbitros, en fin, pijerio puro y duro señora, pero siempre esta ahí.

- Tendría que pagar.


Puestas las cartas sobre la mesa ahora es momento de elegir. Lo cierto es que mañana empieza la pretemporada con el equipo de autonómica y aún no tengo muy claro que cojones hacer.

¿A que todo esto os importa una mierda?

jueves, agosto 23, 2007

Élfico

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Y pasamos por Bilbao el fin de semana, ¿qué decir al respecto? Muy malamente se lo tiene que montar uno para que, juntándose con catorce individuos como con los que me junté, compartiendo hostal, risas y borracheras a partes iguales, se lo pase mal.

Siempre me ha dado algo de mala espina ese tipo de eventos en los que miles de personas tienden a juntarse con el fin de pasarlo bien, desfasar, emborracharse y todas esas palabras que usamos los jóvenes hoy por hoy. San Fermines, Festival de Ortigueira… Ibiza, me llaman tanto la atención como el último single de Avenged Sevenfold. ¿Por qué la semana grande de Bilbao iba a ser una excepción? Como ya dije en el anterior post, Bilbao siempre ha sido una ciudad que me ha llamado mucha la atención y que tenía muchas ganas de conocer independientemente de sus fiestas, si añadimos a esto la cuadrilla que nos juntábamos allí, todo principio que pudiera tener en mi cabeza se derrumbaba como un castillo de naipes, porque lo cierto es que con estos personajillos ya me podría haber ido a una maratón de cine polaco de autor, que seguro que lo hubiéramos pasado pirata de todas formas.

Dicho esto comentar que a Bilbao me he quedado con las ganas de volver porque solo he podido verla de noche, con mucha gente, y cuando digo mucha gente quiero decir mucha gente con rastas (olvidaos de aquella imagen de euskaldun con pendiente de plata colgandero, lo que allí se lleva son las rastas, cuatro en el cogote, por toda la cabeza, en el sobaco, donde sea) y también sin que dos de cada tres calles sean una riada de orín (quien no se ha acordado de Txumari Alfaro al leer la palabra “orín”?).

Aparte de Bilbao también estuvimos en Portugalete, pueblo con cuestas, cuestas y alguna que otra cuesta también. Resulto entrañable conocer el pueblo del que tanto hemos oído hablar a Javi y al día siguiente Bermeo, ¿qué decir? a veces darse una vuelta por un puerto pegado al mar es suficiente para quedarse con una muy buena impresión de un sitio, me paso con Bermeo.

Enésimo síndrome chungopostvuelta al que a base de repetirlo poco a poco me voy acostumbrando. Ahora Madrid hasta el final de las vacaciones, vuelta a la universidad en octubre y a buscar algo de trabajo para septiembre con la que poder ir saldando deudas.

Lo que me cuesta actualizar estos días oiga.

viernes, agosto 17, 2007

Makahierros

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Un tío anda sobre la linea amarilla del andén del metro, sin cascos puestos va silbando algo que creo reconocer. Me extraña hacerlo y es que yo creía que la gente que silbaba cosas lo hacían siempre eligiendo soplidos al azar, sin embargo ahí estaba él silbando la canción de Aladdín. Recuerdo algo y trago saliba. Acto seguido me cago en la puta.

Ya dentro del metro una chica se sienta delante de mí y empieza a hablar con sus amigos sobre un programa de modelos. Nada por lo preocuparse si no fuera que la chica estaba hablando en serio. Como sintiéndolo:

“¡Y bueno! Increíble cuando le pusieron un huevo a la modelo en un zapato sin tacón… tenía que andar sobre la pasarela sin romperlo!”


Que guay, tía.

Empiezo a pensar en toda esa gente con la que no acabo de conectar. Esa gente que a pesar de que me la han presentado ochocientas veces soy incapaz de mantener más de tres frases absurdas de conversación. Pienso en los amigos que ahora tengo y sonrío al darme cuenta en que no ando lejos de alcanzar una de las mayores virtudes que al ser humano se le puede conceder: el ser selectivo.

Ayer y antes de ayer han tenido a bien pasarse por mi casa Nerea, Tania y Nash. Compañera de piso, hermana de ella y amigo de Londres respectivamente. Dos jovenas de Barcelona y un joveno de Londres, me incitaban a hacer de guía de turístico de esta mi ciudad: Madrid.

Desde siempre he visto Madrid como una ciudad la cual visitar no era cuestión de, vente aquí, después aquí y luego allá. Siempre he considerado Madrid como una ciudad de ir descubriendo poco a poco, una de esas ciudades de las que aprendes más de las personas, tiendas o bares que de los edificios, de ahí que estuviera un tanto esceptico ante la idea de ser “guía” de alguién en esta mi ciudad y más habiéndola abandonado hasta hace poco durante un buen periodo de tiempo.

Puesto el reto sobre la mesa me llevé a Nerea, Tania y Nash por el centro: Parque del Retiro, Sol, Plaza Mayor, Palacio Real ,Jardines de Sabatini, Puente de Segovia, Puerta de Toledo... haciendo de guía durante tan solo dos tardes y con nuestra cabeza más puesta en el reencuentro con Ana, lo de hacer de guía alcanzaba un next level. Fuera como fuese me alegré de reconsiderar mi teoría sobre Madrid y es que las calles limpias y semivacías por la marcha de nuestros conciudadanos a las costas españolas hacían de Madrid un sitio más agradable y tranquilo por el que andar por sus calles me resultó verdaderamente agradable. La compañía siempre ayuda, pues claro.

Ahora toca decir adiós, cagarme otra vez en la puta y pensar que al menos un buen fin de semana se avecina y es que mañana sobre las cuatro de la tarde iré rumbo a Bilbao con un buen puñado de amigos a conocer esa ciudad que ya desde hace tiempo tanto me llama la atención.

Veremos que tal.

martes, agosto 07, 2007

How much is too much?

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En esta habitación, la mía, hace un calor que roza lo absurdo.

Un mes hace que volví de Londres. Cuatro semanas. Según va pasando el tiempo puedo ver las cosas desde un punto de vista más frío, menos sentimental.

La primera semana, me reencontraba con gente, con lugares... mientras mi cabeza solo podía pensar en lo que había dejado. Sentimientos contradictorios que en la mayoría de los casos siempre iban a parar a algun flashback, algun momento vivido en Londres. Se que no daba igual lo que pasara, pero si que daba igual lo que yo hiciera, mi cabeza seguía estando ahí. Una puerta abierta al final de semana me decía algo así como “aquí tienes la excusa perfecta para que todo esto que estas pasando ahora sea más llevadero”. Un campamento en La Rioja. Quince días conviviendo con mis amigos. La idea me hacía sonreir.

Segunda y tercera semana en La Rioja. Recuerdo un día en el que no paré de cagarme la puta. Uno. De no ser por ese montón de niños que me preguntaban cada diez segundos que había de comer, por esa vida semiprimitiva en mitad del campo o por los ya mencionados amigos, no quiero ni imaginarme por cuanto se habría multiplicado la cifra.

Vuelta de La Rioja con expectativa de no saber muy bien que iba a pasar. Mis salidas a Madrid ya no formaban parte de una toma de contacto sino más de una verdadera readaptación necesaria para por una parte ubicar mi cabeza de una vez por todas y por otra evitar quedarme en casa. Y vaya si lo hice. Tres años hacía que no me bañaba en una piscina y en una semana me baño en tres distintas, repito noches de dormir poco y hacerlo borracho, van saliendo planes que casi sin quererlo se van superando a los anteriores...

Hoy lunes me he pasado el día entero en casa y lo mejor de esta noticía es que de verdad me apetecía hacerlo. Releo lo escrito y creo que el proceso “vuelve a la realidad si tienes cojones” ha sido bastante positivo. Miro hacia delante con optimismo.


T - Deberías apuntarte en un cuaderno todas las cosas que quieras hacer

P - Para luego torturarte por ver que la mayoria no las has hecho

martes, julio 31, 2007

Tócala otra vez, Joe

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Me marcho de la cocina corriendo con el zumo de naranja en la mano, en la Kiss Fm están poniendo el “You can´t leave your hat on” de Joe Cocker, otra vez la puta canción del stripteasse en la Kiss FM, otra vez la Kiss FM. Ya sentado en la silla de mi habitación aún puedo escuchar el eco de la voz de mi madre diciéndome que me tome el zumo rápido “antes de que se le vayan las vitaminas”.

La realidad golpea fuerte y lo hace deprisa. No da tiempo a excusas del tipo “que acabo de llegar, joooodeeeeer”. Se la suda. Me pongo música, me bebo el zumo de naranja en dos tientos y empiezo a escribir esto.

Echando la vista hacía atrás contemplo mi vida más como un reality show que como cualquier otra cosa:

En Noviembre me voy a vivir a Londres.
Vuelvo a casa por Navidad una semana.
Me marcho a Londres de nuevo a seguir viviendo allí durante seis meses más.
Dejo Londres para siempre para a volver a Madrid… una semana.
Me voy a La Rioja durante quince días a hacer de cocinero en un campamento.
Vuelvo a Madrid.
Escucho a Joe Cocker.
Me tomo un zumo de naranja.
Escribo esto.

Me siento como si alguien estuviera haciendo un experimento conmigo con el fin de que la palabra DESUBICADO adquiera el máximo sentido posible dentro de la cabeza de una persona. Grff.

¿El campamento? Pues muy bien, gracias.

Escogí la fecha de vuelta a Madrid tras Londres teniendo en cuenta el poder irme estos quince días. He cocinado, he trabajado en cosas que en principio no me correspondían sin cobrar un duro, me han picado miles de bichos en miles de sitios, me he duchado con regaderas, agua fría, bañador y chanclas, he dormido en una esterilla y un saco teniendo por almohada cualquier sudadera… Sacar una conclusión positiva del campamento a pesar de todos estos contras, me deja sin la necesidad de escribir todos los pros para entender lo bien que me ha venido esta escapada. Suena fuerte eso de que un parque perdido en La Rioja me haya ayudado a recuperarme del shock “comebacktothereality” consiguiendo que esos nudos en el estomago vayan apretando un poco menos.

Y ahora llega Agosto y según lo escribo ya sudo por el calor mental y físico que me entra. Es tiempo de reflexionar, de coger el toro por los cuernos y de conseguir que Madrid me empiece a motivar por cualquier razón por estúpida que sea.

Y ahora si me disculpais me voy a dormir en una cama, a ver que tal.

miércoles, julio 11, 2007

Poluciones Nocturnas

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Van pasando los días sin darme un pequeño descanso para asimilar. Mi sentimiento en cuanto a la nostalgia tras los primeros momentos de volver de Londres está cambiando de una sensación de ahogo mezclada con constantes nudos en el estómago a una especie de alegría porque de alguna forma ese sentimiento va unido a Londres y es de las pocas cosas que aún me atan a esa ciudad que tantas patadas en el culo me ha dado.

Ayer estuve en el barrio de Manoteras, inyección de realidad a la que no me preparé lo suficiente. Carnicería Carmela, un sol de justicia pegando en parques desérticos y edificios de ladrillos naranjas, ese bar de tapas al que nos sentamos a tomar unas cervezas, personas tan jodidamente españolas por todos lados. He perdido la cuenta de las veces que he repetido lo extraño de escuchar todo el mundo hablando en español a mi alrededor, poder entender todo lo que dicen y que a su vez puedan entender las burradas que digo sobre ellos o entrar a unos chinos y decirles “¿Cuanto es?” y que te respondan en español.

Esta semana está siendo algo así como un puente de preparación y es que este mismo Domingo vuelvo a hacer de cocinero en el campamento que llevan mis amigos. Londres, Madrid, La Rioja… en cuestión de una semana voy a convivir en tres sitios distintos de formas totalmente diferentes, algo así como una prueba para aprender a salir de esto que físicamente ahora mismo no es más que una habitación con música que echaba de menos, pero que emocionalmente va cargado de demasiadas cosas como para pensar en ellas sin volverme loco en el intento.

Vuelvo a Poluciones Nocturnas.

miércoles, febrero 07, 2007

A veces

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A veces, que no pase nada es bueno, porque eso significa que no está pasando nada malo.

martes, enero 02, 2007

¿Noche qué?

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Sentado en la cocina de casa me fijo en el microondas, en la bitrocerámica, en esas cosas que casi ni te das cuenta que existen cuando te acostumbras a ellas y que volveré a echar en falta dentro de unas horas cuando este en Londres. Me resulta curioso despertarme en un país y acostarme en otro. Esta sensación se multiplica cuando, además, ese mismo día me despertaré en un año y me acostaré en el siguiente.

Repaso en mi cabeza lo que ha dado de sí esta semana que he pasado en Madrid. He visto a casi todas las personas que necesitaba ver, he jugado al baloncesto después de meses (uno de siete en triples, uf) he descansado y me he divertido. Me doy cuenta que a veces no puedo evitar decepcionarme con ciertas cosas a pesar de ser consciente que probablemente el problema no este en la acción, sino en la interpretación. ¿Qué puedo decir? Si me dieran una lista de defectos y tuviera que elegir uno, este sería posiblemente el primero.

No me he afeitado en toda la semana en Madrid siendo el periodo de tiempo más largo que dejo crecer pelo en mi cara (hablo de barba, no de perilla).

Me voy de Madrid cerrando este paréntesis vacacional dentro de este gran corchete que esta siendo la etapa en Londres.

Me pica la “barba”.

Llego con el tiempo justo al aeropuerto. Facturo la maleta sin casi recordar como era esta posponiendo un posible pequeño sufrimiento cuando tenga que reconocerla en Gatwick.

En el control policial me hacen tirar el desodorante que tengo en la mochila y sacar el café rebuscándolo entre mis cosas para demostrar que aquello no era un termo con el que pretendía inmolarme durante el vuelo.

Corriendo entro al avión y me alegro al ver que me toca ventanilla y espacio suficiente delante de mis piernas para poder estirarlas. El avión despega y en cuestión de minutos sobrevuelo las nubes. Me gusta poder verlo y me gusta que llueva debajo de mis pies.

Hora y cuarenta de viaje. Aterrizo en Londres...