jueves, abril 27, 2006

Recorriendo las distancias

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Es típico de las series poner entre escena y escena, imágenes de la ciudad en la que está ambientada esta. En cualquier serie me tomo esta parte como un simple relleno para separar espacio y tiempo y rara vez presto atención, exceptuando en Friends. Me faltaban algunas temporadas por ver y hace una semana me descargué el material que me faltaba (y me sigo refiriendo a Friends). Esta serie está ambientada en Nueva York y claro, a uno le vienen recuerdos…

Cualquiera que me conozca mínimamente sabrá lo mucho que me marcó el viaje a Nueva York que tuve hace ya casi un año, y es que aún hoy cuando lo recuerdo se me sigue haciendo un nudo en el estómago y más si estos flashbacks vienen complementados por increíbles estampas (odio la palabra “estampa” pero pegaba aquí) de la ciudad.

- INCISO –

Uno de los pequeños “miedos” que tenía al empezar el blog era llegar a tener la sensación de que las historias que contara pudieran… como decirlo… sudársela a la gente, bien porque resultara repetitiva o poco interesante.

Con el paso de los post me he dado cuenta de que lo que puede conseguir que estos resulten un autentico coñazo es que esto me preocupe.

- FIN DEL INCISO –

El paso del tiempo me ha hecho ver mi paso por Nueva York desde otra perspectiva.

Al principio (entendiendo por principio unos cuantos meses) el recuerdo de la ciudad me resultaba más nítido y cada vez que veía alguna alusión a Nueva York en imágenes, la sensación de estar vinculado a la ciudad era tan grande que aún sentía que formaba parte de ella y de alguna forma, no dolía tanto echarlo de menos.

Al seguir con mi vida al margen de N.Y. y darme cuenta de lo lejos quedó todo eso, tanto física como emocionalmente, la perspectiva se hizo totalmente distinta.

La magia que desprende N.Y. va estrechamente ligada a la sensación de que los ojos y sobre todo la cabeza, está percibiendo demasiada cantidad de imágenes impresionantes como para poder asimilarlo en poco tiempo. E impresionantes pueden ser unos rascacielos rodeados de una increíble iluminación o unos niños jugando al baloncesto en unas canchas de Chinatown.

Con el paso del tiempo la asimilación es sustituida por los recuerdos, y es cuando de verdad se empieza a echar de menos, y más cuando estos recuerdas empiezan a ser más difusos.

Este viaje resultó ser el primer viaje importante que hice en mi vida. La primera vez que salía de España. A la vuelta tuve la reflexión conmigo mismo (a veces pasa) de cómo podía haber vivido al margen de todo aquello habiendo existido siempre. A partir de aquí pues bueno, ya había visto Nueva York, asunto zanjado, pero que cojones, ¿no me estaría pasando lo mismo con cien mil sitios distintos?

Por primera vez entendí la respuesta que dan los concursantes al presentador cuando estos le preguntan en que van a emplear el dinero ganado:

“En viajar”. Puesclaro, joder.

Ya en Febrero hice el segundo viaje importante saliendo de España por segunda vez y volando hacia Bélgica (Bruselas, Gante y Brujas) y Holanda (Ámsterdam).

Diferente, muy diferente en el estilo, pero igual de enriquecedor en el contenido, eso si, por motivos distintos y esto resulta evidente, ya que si bien en N.Y. todo cuanto te rodea resulta desbordante, en Bélgica y Amsterdam los recuerdos son más fotográficos. Para intentar explicarlo en una frase diría que N.Y. es como un gran todo compuesto de detalles y Bélgica y Ámsterdam sería grandes detalles que componen un todo, y bueno, si da la sensación de que he dicho lo mismo, entonces es que no me he sabido explicar, pero que quereis, son las 5.00 a.m.

En fin, se ve que esta noche he preferido recordar, a dormir… ya lo pagaré mañana.

Pero eso será mañana.


Suena: Dredg – Sang Real

lunes, abril 24, 2006

10000 kisses

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A veces me da por pensar que soy un antisocial y como excusa me pongo que soy una persona tímida. Otras veces, en cambio, me veo en situaciones en las que me siento exageradamente sociable, y la excusa que me pongo esta vez suele ser que me encuentro de muy buen humor y este buen humor eclipsa la timidez.

¿Qué pasa entonces cuando me siento tímido y de buen humor?


Pues que espero. Observo como si de un ave de presa se tratara a ver si la situación es apropiada para encerrarme en mi mismo y balbucear un seco “hola” o bien para sacar el alma extrovertida y buenrollosa que llevo dentro, y comportarme cual concursante de Allá Tú que está crecido porque le toca abrir las cajas.

En torno a este asunto, podría decir que hay una situación que odio sobremanera y que popularmente se conoce como: La Presentación.

Hablo sobre todo de las presentaciones en masa que me resultan lógicas y estúpidas a la vez.

Lógicas porque...

Bueno, mejor empiezo con lo de estúpidas.

Estúpidas porque se supone que este tipo de cosas se hace para dar pie a como se llama cada persona, pero a quien cojones queremos engañar, cuando nos presentan a alguien jamás nos quedamos con el nombre de esa persona, a no ser que sea un tanto peculiar (tanto el nombre como la persona). Yo esto lo justifico porque cuando me presentan a una chica, en lo que me centro es en como dar los dos besos: que si no tengo que chocar muy fuerte con la cara, que si hay que mantener la distancia adecuada a la comisura del labio ajeno, que si hay que tener cuidado en el momento en el que se pasa de un lado del moflete al otro… (una vez llegué a tener un choque de narices, joder), y en el caso de cuando me presentan a un chico, la razón por la que después no recuerdo el nombre es porque al no tener ninguna intención sexual con esta persona , su nombre me la suda. (es broma, pero tampoco mucho). Y eso, que sea por la razón que sea, el recordatorio del nombre resulta, de primeras, un proceso complicado y que solo recordaremos, en la mayoría de los casos, preguntando posteriormente.

Y bueno, lógicas porque es el protocolo a seguir y empezar a transgredirlo por el hecho de que resulte estúpido conllevaría a dar una explicación que sería tan absurda como la propia presentación. Y no sé muy bien ni que coño he dicho, pero aun así, me ha gustado.

Otro momento de este estilo y que no tiene que ver con mi estado de ánimo, es mi odio hacia las despedidas… también en masa, porque no decirlo.

Encontrarte de pronto con un grupo de amigos que ha ido aumentando de personas por la llegada de amigos de amigos, y del que finalmente conoces a tres personas de quince, (entendiendo por conocer a esas personas que realmente te apetece decir Adiós, y no a ese tío de tu barrio que te has cruzado ochocientas mil veces y te has hecho el loco haciendo como que no le has visto), y toca despedirte una por una. Incontables han sido las veces que me he escaqueado de este tipo de situaciones diciendo a uno de ellos que me voy, y proponiéndole que se lo diga a los demás de mi parte… “que tengo mucha prisa” (prfff).

A veces me da por pensar que soy una persona a la que le encanta tomarse un bol de cereales acompañado de unos de esos teletienda de cuchillos y me pongo como excusa que soy un tipo algo excéntrico (joder, ¿he dicho tipo?). Otras veces, en cambio, lo que me encanta es descansar a ciertas horas de la madrugada a oscuras y con algo de música de fondo, y como excusa me pongo que soy una persona normal y que esta normalidad eclipsa a la excentricidad.

¿Qué pasa entonces cuando me apetece descansar viendo un teletienda, con un bol de cereales en la mano y algo de música de fondo?



Mierda, se me ha vuelto a hacer tarde…


Suena: Saian Supa Crew – Rouge Sang

domingo, abril 16, 2006

Desgraciadamente...

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5 minutos.

Siendo la hora que era, no sabía si debía molestarme por que quedaba demasiado o alegrarme porque quedaba poco. Fuera como fuese, no me inmuté.

Había entrado en el andén sin hacer caso a nada ni a nadie, ni siquiera a mis propios pasos que una vez más caminaron solos hacia el mismo sitio de siempre guiados por la consciencia de que una vez saliera de ese vagón, la puerta por la que entraría estando allí sería la que más cerca me dejaría de la salida.

Me apoyé en el cartel de Reebok en el cual salía Lobezno y una frase suya entrecomillada que decía algo así como “¿Qué es exactamente ser normal?”. Pues no lo sé, pero que un personaje de comic publicite una marca de zapatillas no lo es mucho.

Con mi cabeza apoyada en el trozo de metal de la marquesina del anuncio miré hacia la izquierda. Volví a mirar al marcador, seguían quedando 5 minutos. Bajé la mirada y ví como una niña correteaba hacia la máquina de golosinas con un euro en la mano. Me refiero a esa máquina de caramelos que siempre hay en el metro y cuyo reloj rojo SIEMPRE está equivocado.

“Esa pobre niña va camino a la perdición”

Y es que siempre imaginé que esa máquina sería igual de defectuosa que su reloj y que el euro de aquel que se atreviera a introducirlo en la máquina, se quedaría allí para siempre mientras el resto del andén piensa como alguien es capaz de desperdiciar el dinero de esa forma. Para mi sorpresa la niña salió corriendo feliz a los brazos de su padre con los caramelos en la mano.

Vuelvo a mirar el marcador.

4 minutos.

Ya iba tocando.

3 minutos.

Sin tiempo de apartar la mirada del marcador, vi como este bajaba a los 3 minutos. Pobre 4.

Por el acceso al andén entró una chica cuya espalda me recordaba a la de una amiga. Sin ánimo de gritar para encima equivocarme seguí apoyado en la marquesina esperando a que esa chica se diera la vuelta y así caer en la cuenta si era quien yo creía que era, pero la chica siguió andando y siguió andando justo hasta la otra punta del andén, donde ni siquiera se puso de frente sino que se situo de lateral por lo que me fue imposible reconocerla.

“Tampoco tenía nada que contarle”

Una vez desistí en la operación "reconoce-a-tu-amiga", miré para adelante, y posteriormente dejé caer mi cabeza hasta apoyarla en una posición bastante incomoda que poco futuro iba a tener. Anyway, cerré los ojos.

Volví entonces a mirar el marcador.

2 minutos.

Minutos antes ya me había molestado, y como si a intervalos le diera por aparecer esa molestia, cuando el marcador se puso en 2, volví a caer en la cuenta de que alli estaba:

La puta etiqueta de mis gallumbos.

Una gota de sudor se deslizó por mi frente y es que intentar colocar esa etiqueta para que deje de molestar(guión)picar, resulta bastante inquietante sobre todo cuando el andén empieza a llenarse y notas que cientos de miradas te están observando esperando como te metes la mano en el culo.

Hice un esfuerzo como cuando tengo el mando de la play en la mano y paso de darle al pause para rascarme, y opté por usar la mano para secar esa gota de sudor.

Queda menos y cambio mi posición de estar apoyado en el anuncio a ponerme erguido y de pie acercándome a las vías dejando, eso sí, una distancia prudencial.

1 minuto.

Miro a la vía y empiezo a imaginar. Imagino que pasaría si justo en ese momento se me cayera el móvil o la cartera, y me empiezo a hacer preguntas:

¿Me tiraría rápidamente a recogerlo y de un salto me incorporaría de nuevo al andén? Seguro que tardaría mucho menos de un minuto en hacerlo, es más creo que con cinco segundos serían suficientes.

¿Que pensarían las personas que están alrededor si hiciera algo así? ¿Me tacharían de loco o por el contrario ellos habrían hecho lo mismo? ¿O me tacharían de loco a pesar de que ellos hubieran hecho lo mismo?

¿Y si se me quedara un pie enganchado en un rail justo cuando va a llegar el tren? ¡En muchas películas pasa!, en películas malas, vale, ¡pero pasa!.

Todas estas preguntas se interrumpieron por la violenta llegada del tren a la estación, lo cual me produjo un sobresalto por estar pensando eso en ese momento.

Doy entonces un paso atrás.

Tras quitar por fin la cara de extreñido que me había provocado el intenso viento que había producido el tren, entro al mismo.

Y entonces cambio de lugar, pero seguir, sigo pensando… desgraciadamente.


Suena: Muthemat – Without It

jueves, abril 13, 2006

¿A qué huele, Fary?

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Muchas veces lo que me hace caer en la cuenta de que estoy en algún sitio es el olor tan característico que este desprende. Como cuando voy al mercado de mi barrio (supongo que en realidad pasa en cualquiera) y se mezcla ese montón de olores como entre embutido, pechuga de pollo y mármol.

Estaba ayer en Callao a eso de las siete menos diez. Había quedado a las siete pero como salí de trabajar a eso de las seis y media pues tuve que aguantarme y esperar más de lo debido. Me senté entonces en una barandilla justo delante de la salida del metro de Callao, esa que da al quiosco famoso y pude darme cuenta que quedar allí es tan original como rimar “por el culo te la hinco” con cinco.

Llevaba el discman puesto y estaba tan a mi bola que no podía evitar balancear levemente la cabeza a ritmo de Born From Pain. Iba a empezar la segunda canción y las pilas se acabaron. Como alternativa empecé entonces a fijarme en la gente que tenía a mi alrededor. Todos esperaban a alguien, algunos solos, algunos acompañados. Se podía intuir quienes de esas personas habían quedado ya hacía un buen rato por pequeños detalles como dar vueltas en un espacio de cinco metros cuadrados, o mirar el móvil cada quince segundos. Al acercarse las siete en punto, la afluencia de gente empezaba a ser mayor. Se notaba de entre las parejas que se encontraban, cuales eran las que llevaban más tiempo saliendo, por si la respuesta a la frase “perdón por el retraso, cariño” era un, “no te preocupes” o un “joder, ya te vale”.

Apretones de manos, abrazos y besos por doquier.

Eran las siete y diez, llevaba allí cerca de veinte minutos y entonces pasé a ser yo uno de esos que miraban el móvil cada cinco segundos y daba vueltas en un espacio de quince metros cuadrados. O algo así. A nadie le importa como de puntual sea la persona con la que ha quedado, lo que a la gente le importa es el tiempo que va a esperar mirando al vacío… o a la gente de alrededor.

Emplee la tarde en intentar comprarme unos pantalones, y digo intentar porque tras un par de horas dando vueltas no pude encontrar nada porque o bien lo que veía era muy caro, o no había de mi talla o no me gustaba una mierda. Ni que decir tiene que estas tres posibilidades se combinaban bastante a menudo.

En un momento dado de la tarde miré mis vaqueros azules y me pregunte: Joder, ¿tan difícil es? Me refiero a encontrar unos jodidos vaqueros normales en una tienda sin que tengan desteñidos bisbaleros, campanas horteras, purpurinas de colorines o rotos en los lugares más recónditos. Pues se ve que sí, que es muy difícil. Y es que ir de compras me resulta a veces tan necesario como asqueroso.

Era el cumpleaños de una amiga ayer y lo celebramos yendo a una cervecería. Era una de esas cervecerías de jubilados cuyo olor era tan peculiar como el del mercado de mi barrio. Nada más entrar, ese olor a fritanga y esos entonados gritos de los camareros, me trasladaron a cuando siendo pequeño, me encontraba allí en contra de mi voluntad esperando a que mis padres me llevaran ya a casa. Y tirándoles de la camisa yo les increpaba para ver si nos quedaba mucho, y ellos me decían que esperase a que se acabaran la cerveza. Yo me preguntaba que porque bebían tan despacio cuando yo los vasos de leche me los bebía de un sorbo y del tirón, nunca llegué a entenderlo, de hecho, hoy por hoy tampoco lo entiendo mucho. Y cuando veía que mis padres se acababan esa cerveza entre aceituna y aceituna, entonces, solo entonces…se pedían otra. Y tocaba resignarse mientras me comía una de esas aceitunas negras que tan poco me gustaban.

Una vez hube regresado del flashback me bebí esa cerveza, y me volví a sentir mayor.

Mayor, y sin pantalones.



Suena: Neurosis - The Tide

lunes, abril 10, 2006

El primo del colega de un colega, es tatuador de los Deftones.

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Siempre me ha parecido algo arriesgado poner la hora en un post, por aquello de darme cuenta del excesivo tiempo que empleo en escribir. Hoy me arriesgo:

1.57 a.m. Sigo de resaca y me apetece un zumo de naranja.

La señora de la limpieza de mi portal es una gorda maleducada.

Me levanto por las mañanas con gran esfuerzo, por pasos y empleando un cierto tiempo en cada uno de ellos, como si levantarme de la cama fuera algo similar a una competición de halterofilia en la que una pesa de 300 kilos cuelga de los brazos de ese hombre, después de los brazos pasa al cuello, y con un golpe seco la pesa de desplaza del cuello hasta arriba, mientras los brazos del levantador tiemblan bruscamente.

Suena el despertador, estiro la mano pero no llego a por él. Ya lo había pensado la noche anterior, como lo deje demasiado cerca lo apagaré medio zombi y seguiré durmiendo como si nada hubiera pasado… no sería la primera vez. Así que reptando por mi cama me acerco al filo de esta, estiro el brazo y consigo alcanzar el botón de Off. Enciendo entonces la luz de la lamparita que tengo justo encima de mi cabeza con cuidado de no mirarla fijamente y llevarme un deslumbrón de buenos días. Tampoco, tampoco sería la primera vez. Tengo mucho sueño. Este momento es el clave, aquí es cuando pienso si lo que tengo que hacer durante el día es verdaderamente tan importante como para no seguir durmiendo en esa cómoda cama. En mi cama. El tiempo que empleo fomentando mi indecisión es suficiente como para pensar que ya que llevo un rato despierto, así que le echo cojones y me levanto. O mejor dicho, paso de estar tumbado, a estar sentado.Otros tantos minutos me paso sentado. La idea de tumbarme en la cama y volverme a dormir vuelve a aparecer esta vez con menos fuerza que la vez anterior. Este pensamiento me anima a seguir con mi lucha y ponerme definitivamente de pie.

Con dos cojones.

Voy a mear. Me lavo las manos y voy a desayunar. Mi padre me saluda siempre enérgicamente, para joderme porque sabe que no soy capaz de decir más de dos palabras seguidas en ese estado:

- Buenos días hijo, ¿Qué tal has dormido?
- Mrfff.
- ¡Que hablador te veo esta mañana! ¿Tienes que ir al colegio?
- Mrfff.
- Y dime una cosa, ¿tu cuando seas mayor que quieres ser?


Y me doy prisa en desayunar. Estoy cabreado todas las mañanas a esa hora, lo estoy. Me lavo la cara, me pongo las lentillas, hago un par de cosas más, y me voy.

Nada más salir por la puerta me doy de bruces con la señora de la limpieza. La gorda. La maleducada. El 90% de las veces que paso le piso el suelo recién fregado. ¿Casualidad o es que friega el suelo diez veces por minuto?. No puedo evitar sentirme mal. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, y como ya he hecho otras veces, de mi interior regurjito un “Hola”, del que no hay respuesta alguna. La primera vez pensé:

Con lo que me ha costao soltar el hola y ni siquiera me oye, ¿se habrá picao porque le he pisao el suelo?. Me informaré sobre algún cursillo para levitar, para la próxima.

Pero cuando los “hola” por mi parte se repiten a distintas modulaciones por eso del “por si acaso no lo ha oido” y sigue sin haber respuesta, entonces lo que pienso es que:

La señora de la limpieza de mi portal es una gorda maleducada.

Son las 2.28 a.m.

Tengo menos resaca y en mi casa no hay ni zumo de naranja, ni naranjas.

Ayer perdí un pendiente, pero en realidad creo que me lo ha robado Zoe porque le encantó (con acento en la última o).


Suena: Explosions in the Sky – You Hand in Mine.

miércoles, abril 05, 2006

Gente fea

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Había quedado en una hora. Ya estaba de camino y llegaba bastante sobrado de tiempo, por lo que mis pasos se hicieron más cortos y lentos que de costumbre. Casi los podía oír arrastrándose por el suelo a pesar de llevar la música en los oídos.

Novedoso era quedar con aquellas personas, al igual que novedoso era el sitio donde nos encontraríamos.

- Buéh, el metro te lleva a tós laos.

Cierto.

Llego a la linea 6 de Metro, la circular… la gris. En un andén doble cojo el el primer metro que veo dejandome guiar por mi instinto, ya que justo se cerraban las puertas. Una vez dentro del vagón miro el plano y compruebo si voy en la dirección correcta.


Mierda pa mi.

Llego a la siguiente parada, me bajo, y me dispongo a deshacer el trayecto recorrido para llegar a mi verdadero destino.

Tres personas bajan al lado mío:

1) El primer tipo que ví, era ese que me dio tanta grima nada más entrar. Llevaba una camisa rosa y un peinado a lo mullet, aderezado con un teñido rubio que al verlo contrastado con su camisa, me dio ganas de sacarme los ojos con una cucharilla para el café.

2) Detrás de él se encontraba una chica. Discretamente guapa. Llevaba unas converse moradas, unos vaqueros y una camiseta a rayas. Tenía los cascos puestos, intuí que estaría escuchando Platero y Tú. Se le veía en la cara que se llamaba Sandra.

3) Por último observé a aquel hombre de cara distraída, corpulento y que llamaba la atención por las espectaculares bolsas que colgaban de sus ojos. Casi se podía percibir el tambaleo de estas por cada paso que daba. Su traje era demasiado normal, su corbata demasiado fea.

Ellos tres saldrían a la calle, yo por el contrario me cambiaba de andén.

Al escoger esta opción, dejé evidente que me había equivocado de caminoy que la había cagado cual turista que acaba de descubrir la ciudad.

Sentí entonces como se me clavaban como finacas… digo, como estacas, las miradas de esas tres personas, e incluso pude sentir sus propios pensamientos:

1) Prfffffff… JAJAJAJA. Se ha equivocado… pero que tonnnnnto

2) Uy pobre, se ha colmao.

3) ¿Eh?




Y yo fuí el que se sintió observado.



Suena: Isis - Backlit

lunes, abril 03, 2006

Mi tiempo lo mido en canciones

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Alguien me dijo una vez que escuchar, no es lo mismo que oir, y tenía mucha razón.

Tras mucho tiempo viendo los dibujos de Lupin, un día me dio por escuchar la canción que daba entrada a la serie, ya que hasta entonces solo la había oido:

Un ladrón de guante blanco, que se burla de la ley, siempre el listo de Basilio, va tras el,
pero no consigue pruebas que le valgan de una vez, es un juego divertido de ganar y de perder.

Ohhh Lupin, Lupin, Luuuupiiiin.




Y a pesar de lo evidente que lo dejaba todo los propios dibujos, lo que me hizo abrir los ojos fue prestarle atención a la letra. En esos dibujos… el bueno era el ladrón y el malo era el policía. Asi lo querían los dibujantes y así lo interpretaba yo.

Así que Lupin era con el que ibas, y ya podía atracar bancos, robar a ancianas o violar a adolescentes, que tu seguirías yendo con Lupin y desearías con todas tus fuerzas que cuando Basilio (el poli) lo persiguiera, jamás lo alcanzara ya fuera resbalándose con la cáscara de algún plátano o estrellándose con el coche en una farola estratégicamente colocada.

El caso es que algo parecido me viene sucediendo últimamente con las personas, con mi interpretación sobra cada una de ellas y con todo el rollo que separa lo subjetivo de lo objetivo.

Y que veas a una tía en un bar y te parezca lo más cercano a la perfección que has visto jamás y que cuando lo vayas a comentar con el colega de turno este te suelte:

Alaaaa, que diceeees…


O que alguna persona con la que congenias, tenga una amistad cojonuda con una persona que tú detestas.

Y entonces te das cuenta de que algunas veces las cosas no son como son, sino que son como a ti te parecen que son. En la cabeza de cada uno esta la respuesta a la pregunta sobre lo que es bueno y lo que es malo, y la capacidad de elegir es lo que hace realmente divertido todo esta serie…

…porque creo que en ningun momento he dejado de hablar de Lupin.


Suena: The Cooper Temple Clause - Blind Pilots