lunes, julio 31, 2006

Ah bueno

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Para explicar bien todo lo vivido durante estos quince días necesitaría que alguien metiera un cable USB en mi cabeza y que ese alguien fuera sacando toda las ideas y sensaciones que tengo dentro, ya que ahora mismo tengo la sensación no solo de que se me ha olvidado escribir, sino que lo vivido me ha desbordado de tal forma que es imposible explicarlo de una manera medianamente fiel a la realidad. Sea como sea, lo voy a intentar.

La vuelta a casa que tuve ayer fue la más extraña que he tenido en toda mi vida. Me sentía como el típico protagonista de la película de sobremesa de un sábado en telecinco, en la que un indio llega a la ciudad tras haber pasado toda su vida rodeado de árboles y animales.

La única luz nos la proporcionaban las linternas, los lumos de gas o las velas o mecheros. El agua potable la recogíamos de un pueblo cercano en bidones y cuando te tocaba beberla rara era la vez que en el recipiente no veías flotar a media fauna de Logroño dentro de el. La no potable, que usábamos para bañarnos cuando venían las olas de calor, para ducharnos a base de champú y regaderas o para hacer la colada ayudados por el jabón lagarto, corría de parte del río Najerilla el cual nos hacía recordar a nuestros endurecidos pezones la grandeza del agua caliente. El cuarto de baño se resumía a un pequeño habitáculo construido con maderas, tela y un importante hoyo donde dejar tu aportación al medio ambiente. La cama como es de suponer, constaba de una esterilla de tres centímetros de grosor y un saco con el que taparse hasta el cuello ya que por las noches el frío que hacía allí se mezclaba con un rocío exagerado para una urbanizada mente como la mía. Despertarse sin ninguna picadura era una suerte de la conseguí escapar los primeros días. Aún hoy tengo los brazos como si de una camisa de Paco Clavel se tratara.

La frase de: Si la vida te da limones, haz limonada, se convirtió en profética durante estos días y cualquier mínima cosa que en Madrid solo serviría para darle patadas en dirección a una alcantarilla cercana, allí se hacía imprescindible para facilitar alguna importante labor.

Y si las pasamos así de putas: ¿Por qué ahora estoy tan abatido y tengo ganas de irme corriendo a la selva con la única compañía de un taparrabos?

La zona donde acampamos estaba rodeada de montes lo que hacía que por las noches la oscuridad fuera muy cerrada. Al tumbarte al suelo y mirar hacia arriba te perdías entre las incontables estrellas que había y te daba la sensación de que estabas en el planetario. En esos momentos en el mundo no existía otra cosa que no fueran el cielo y tú, y quizá el ruido de la corriente del río que relajaba tu ya de por sí tranquilizada cabeza.

En el campamento no teníamos cobertura, ni radio, ni periódicos ni ningún tipo de información del exterior. En una escapada al pueblo pude enterarme de un par de fichajes de fútbol lo cual no me importaban un carajo y por encima también me enteré del ataque de Israel a Líbano. Quizá de una forma egoísta tras enterarme de todo esto las ganas de no saber nada de lo que pasaba a mi alrededor se multiplicaron.

Así pues puedo decir que durante quince días he vivido en un paréntesis, conviviendo con unos amigos que han conseguido fortalecerse aún mas y conociendo a gente con la cual he compartido cosas que con gente que conozco de hace años aún no he compartido. A todos ellos, gracias.

En cuanto a la experiencia como cocinero, puedo decir que me he desenvuelto mejor de lo esperado, gracias eso si a la ayuda de un cocinero que ya llevaba un campamento del mismo estilo a sus espaldas y a otra cocinera que apareció la segunda semana y que facilitó enormemente el trabajo. Solo tuvieron lugar un par de incidentes, uno de ellos fue que se chamuscó el chorizo en la sartén y salieron hechos unos torreznos, eso sí, a algunos les encantó y ya piensan comercializarlo en forma de snack. El otro incidente tuvo lugar con unas natillas que quedaron ligeramente chamuscadas. Por lo demás, bastante bien.

A pesar de los: “¿Queda mucho?” “¿Qué hay de cenar?” “¿Me das un poco?”, que podía escuchar diez veces por segundo cuando estaba cocinando, voy a echar mucho de menos a los niños que andaban por ahí y que alguno me ha dejado con la sensación de que era el hermano pequeño que nunca tuve.

De vuelta, ya en casa, empecé a flipar con ciertas estupideces como el hecho de mirarme al espejo, y es que allí no me veía la cara en todo el día salvo los dos segundos en los que me ponía las lentillas. O darle a un interruptor y encender la luz, o beber agua sin tener que preocuparme de cuantos bichos me iba a tragar. Lo que se aprende a valorar y agradecer las cosas cuando no las tienes es algo que hay que vivir para entenderlo (teníamos una guitarra a la que se le rompieron tres cuerdas durante el campamento y no te lamentabas de que faltaran tres cuerdas, sino que agradecías que aún le quedaran las otras tres)

Tras estas primeras impresiones llegó el DPC.

El DPC era algo de lo que me hablaron los amigos que ya habian acudido a este tipo de campamentos, y no era otra cosa que las siglas de las tres primeras cosas que haría cuando llegara a casa ya que lo echaría de menos tras quince días en el campo.

D: Ducha
P: (¿hace falta que lo diga?)
C: Cama

Posibles variantes dentro del DPC, como PDC, CPD, DPPPC, todas validas y agradecidas.

Y aquí termino con el relato de lo que han sido estos quince días. Han pasado 24 horas desde que llegué, pero van a tener que pasar muchas más para abandonar estas ganas de irme a vivir al Amazonas.

Os echo de menos, JODER.

8 comentarios:

Litos dijo...

Acabo de leer tu post y creo que se me va a quedar la sonrisa de gilipollas incrustada en la cara un rato largo.
La verdad es que este era mi décimosegundo o décimotercer campamento, pero en esta ocasión la vuelta a Madrid está siendo más dura de lo que creía y en gran medida está siendo gracias a toda la gente con la que he compartido estos últimos 15 días, (entre los que destacáis Perny y tú, amén de muchos chavales que te pedían cachitines)y del sitio en el que hemos vivido, que ha hecho de esto algo más maravilloso si cabe.
Por todo esto y por más, muchas gracias por haber venido con nosotros de campa y gracias por haberme descubierto lo grande que eres.

Fer dijo...

Intentar alejar a los chavales a tan tierna edad del msn y del mail me parece de una crueldad tecnológica sin límites. Al menos espero que los primeros días llevaran camisetas rojas como símbolo de "No conectado".

Curro dijo...

Litos, lo dicho: dos golpetazos con mi puño en la zona de mi corazón.

Fer, ahora entiendo el porque de tanta camistea roja en las gradas de los partidos de la selección. Gracias por resolverme la duda.

Anónimo dijo...

Hombre Curro. Lo que echaba de menos no poder leerte. Este ha sido tu primer campamento?

La verdad es que molaría perderse y no enterarse de lo que hay en el mundo porque uno no se pierde gran cosa.

Yo particularmente soy de DPPPDC:
DUCHA, PAJA, PAJA, PAJA, DORMIR, COMER.

Sin nada más que decir, haber si nos vemos en este mes, que no te veo desde el Festimad.

Curro dijo...

Si ha sido mi primer campamento y espero que no sea el último.

Pepe, supongo que lo sabrás, pero por si acaso te comento que vienen Tool el 4 de Noviembre.

Anónimo dijo...

La cuestion es, follastes o no follastes?. Por que litos me ha dicho que toco algun k otro bollito de natal, uhm....

Anónimo dijo...

currelas tengo un blog es bastante friki xo si dejas un comentario triunfas.

http://www.desderusiaconalcohol.blogspot.com

a ver si nos vemos!!(tony soy yo.ya te lo explicare)

Anónimo dijo...

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