domingo, febrero 01, 2009

Volando alto

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El otro día recordaba con unos amigos como tal día como hoy, hace más diez años, nos encontrábamos en la hora del recreo sin balón de fútbol, pensando en qué podríamos emplear el tiempo libre debido a este contratiempo. Sentarse a hablar se nos quedaba grande y jugar a escupir hormigas pequeño. Dadas las circunstancias y como el que piensa en un nombre inventado mirando a las cosas que hay a su alrededor, vimos en el descampado de al lado un palo y un montón de ladrillos. O lo que también podría conocerse como: todo lo necesario para construirte una catapulta para tirar piedras bien alto.

Unas cuantas piedras después y aun con un buen rato de recreo por delante, decidimos dar un paso hacia adelante dadas las circunstancias y pensamos que el suelo era un tipo bastante aburrido por lo que preferimos ser nosotros mismos los que cogieramos las piedras al vuelo (y a estas alturas me imagino que más de uno se empieza a oler como acaba esta historia).

Otras cuantas piedras después y aumentando el tamaño de estas y con ello el nivel de riesgo y subnormalidad por nuestra parte, me encontraba yo dispuesto a coger un ladrillo naranja al vuelo. Voló alto, tanto como para que a la nube que tapaba el sol le diera por moverse lo justo para que este me cegara dejándome completamente a merced de un ladrillo que se estampaba sin piedad contra mi boca. Creo que hay una regla implicita en los chavales a cierta edad y esta es: Si hay sangre... no te rías. Supuso un alivio sangrar para que lo único que me doliera fuera la boca y no las risas ajenas que, a ciertas edades, duele más que un cuerpo a cuerpo contra Jack Lamotta.

El pasado martes murió mi tía Pilar de cáncer. Inevitablemente, la distancia y el paso de los años mitigan el dolor volviéndose este en contra al lamentar en forma de recuerdos, lo mucho que uno se ha perdido durante todos estos años. Echo la vista atrás y recuerdo una voz dulce, un pelo largo y negro que se sentía libre por cada paso que daba, una artista de vocación que sentía lo que hacía con la devoción que todos deberíamos. Echo la vista atrás y recuerdo, por encima de todas las cosas, una buena persona la cual el simple hecho de tenerla cerca te hacía estar más tránquilo y feliz contigo mismo.

Es curioso que acordarme del golpe de una piedra contra mi boca, me transmita cierta simpatía nostálgica y que el recuerdo de la bondad de mi tía Pilar me de tanta pena y rabia al mismo tiempo.

5 comentarios:

Quico dijo...

vaya cacho de post...

;)


Un abrazote

Anónimo dijo...

Siento lo de tu tía.

Por lo que he leído, entre los escritos de tus hermanos y los tuyos, tuvo que ser alguien muy especial.

Un abrazo, colegui.

nus dijo...

Volando alto, sin duda porque tus hermanos y tú la habéis puesto por las nubes. Muy bonito. Lo siento y fuerza.

Curro dijo...

Gracias! :)

Zoe -sin acento, por favor- López dijo...

sabe Sr Curro...son estas cosas las que nos hacen humanos....creo que lo importante no es que algo malo te suponga un buen recuerdo y algo bueno te deje una sensación de rabia....creo que la clave, está en el golpe.

Un post precioso para tu tía.

Un abrazote inmenso