lunes, febrero 11, 2008

Sevilla 1/2

___________________________________________________________

Una día cualquiera una especie de conciencia del futuro, sin disfraz de angel o demonio, aparecía encima de uno de mis hombros haciéndome esta pregunta:


¿Recuerdas aquel día que llegaste de trabajar, te sentaste en la silla, te conectaste a Internet, viste alguna serie y luego te fuiste a dormir?

La respuesta era un rotundo y evidente no.

Esta semana pasada se presentaba como una semana desahogada en la que me podría permitir algo de descanso ante la coincidencia de ausencia de entrenamiento y clases. Trabajar de 9 a 1 sería todo lo que me tendría ocupado en principio, pero entonces apareció esa conciencia con esa pregunta, y me hizo pensar. Pensé en que ante una semana libre descansar podría estar bien, sí, pero más interesante sería coger una ruta b, desviarme del camino marcado, dejar a la evidencia a un lado y salir a la calle a buscar historias, a cazar recuerdos. Vencer mi propia apatía sería el mayor obstáculo y es que, como dirían los Madball, tu peor enemigo, eres tú mismo.

Pasear por Madrid sólo o acompañado ocupaba mi tiempo. Llegaba el jueves y satisfecho de como habia ido transcurriendo la semana se acercaba un fin de semana sin más retos que el saber cuantos capítulos de series sería capaz de ver. Esa sensación la sentía por dentro con una especie de nudo raro en el estómago. Haciendo caso al impulso que había tenido unos días antes, compré entonces un billete de autobús de ida y vuelta con destino Sevilla. Reencuentros e historias que contar estaban garantizados independientemente de cómo me lo fuera a pasar. Hacía clic en “comprar billete” y a la vez notaba la mano de esa conciencia del futuro dándome en el hombro y asintiendo con la cabeza, como diciendo: bien hecho, Curro, bieeeen hecho.

Llegó el viernes a las cinco de la tarde y me fuí. Seis horas de autobús y en mi cabeza el pensamiento de por qué en los autobuses tienen la necesidad de poner siempre películas malas. La conclusión a la que llegué tras horas de darle vueltas fue que los conductores piensan en esa gente que, al no traer los auriculares, se plantee el suicidio al ver que la oportunidad de ver la película que tanto tiempo llevaba queriendo ver se había ido a la mierda por culpa de un trozo de plástico con esponjitas.

Y llegaba a Sevilla. La última vez que estuve allí fue de paso y estuve como media hora en casa de mis tíos. Ya hacía de eso casi cuatro años. Antes de eso habían pasado otros cuatro años desde que no me pasaba y eso a pesar de la familia que tengo allí y que en el dorso de mi DNI ponga que esa ciudad fue la que me vio nacer.

A partes iguales me acojonaba la lluvia de recuerdos que cada cierto tiempo me venía a la cabeza y los reencuentros con la familia que no veía desde hacía cuatro u ocho años. Y como las palabras se me quedan cortas pues me apoyo con documentos gráficos para explicar:


La calle Levante está en Reina Mercedes y es donde vivía mi abuela y donde siguen viviendo mis tíos y mi prima. Andando por Reina Mercedes mi hermano Alex y yo siempre nos gastábamos la paga de 200 pesetas semanales en una tarde jugando en las recreativas.



Mis primeras pesadillas de niño tenían como protagonista el hueco de estas escaleras y una caída lenta y agobiante que acababan en un brusco despertar momentos antes de estrellarme contra el suelo. A tres pasos de él se encontraba el que fuera ascensor más antiguo de la ciudad, pero ya lo habían cambiado. Toda una decepción.



El Benito o "Er Beni". Tres vienas, dos bollos y un mollete. Comprar el pan en Benito era un clasico que me saltó a la cabeza tan de repente que me llevo las manos primero a la cabeza y después al bolsillo para sacar la cámara y hacerle una foto.




Rias Gallegas. O el primer sitio donde comprobé que las personas humanas son capaces de comer caracoles absorbiendolos de su cascara y llevandolo de un tiento hasta casi el esófago. Con cierta edad eso da entre miedo y curiosidad.


Mañana sigo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso post, sí señor,a ver qué nos depara en la segunda parte.

Y encima comento antes en tu blog que tú en el mío...

Aaaaaaay Sevilla, que bonita.

Zalo dijo...

El año en el que mas gente tengo desperdigada es el año en el que más imposible tengo lo de viajar...

A ver si para la tercera evaluación me llega un impulso de Lonely Cowboy como el tuyo y voy al norte a ver al Nou.

Están chulas las fotos. Eres el rey indiscutible del punto de fuga.

(by the güei, ya he visto el segundo de Lost y el otro día, fíjate que cosas, estuve en el "Goodfellas")

Nerea dijo...

Como mola la foto del hueco de la escalera!

Si yo alguna vez me tuviese que caer por algún hueco de alguna escalera me encantaría que fuese una como esa.



Algún día iré a Sevilla.

Rafa Gil dijo...

Algo que ya sabes: me has hundido.
Algo que no sabes: tengo un vídeo relacionado con este post te podría hundir a ti.

Curro dijo...

Lo cual me acojona.

Anónimo dijo...

nunca he entendido por que la egnte come ¿¿caracoles??