jueves, diciembre 24, 2009

Apollardao

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Y justo cuando lloriqueaba en el post anterior sobre las desavenencias del desempleo, mi amigo Gonzalo me conseguía un trabajillo seis días dispersos durante estas navidades, para realizar actividades lúdicas con críos. Lo que viene a ser hacer de canguro pero venido a más. Otra vez.

Con el horario de sueño más que cambiado debido a mi inactividad, la hora a la que finalmente me pude dormir rondaba las 5 de la madrugada con el inconveniente de que esta vez tenía que despertarme a las 7.15. Cuando duermo entre dos y tres horas, la sensación de sueño es sustituida por la de ser un zombi sin hambre. Lo que no cambia eso sí, es la mala hostia infinita del que teniendo lo que necesita tan cerca, no puedo acceder a ello.

No quiero hablar, no me apetece hacerlo. De hecho, no me apetece ni siquiera gruñir afirmando o negando. Solo quiero poder despertarme y de ahi llegar al autobús y que la primera palabra que salga de mi boca sea el "hola" al conductor, sin tener que responder preguntas. Pero mi padre está en la cocina.

- Hola hijo, buenos días, ¿qué tal estas?, ¿qué tal has dormido?, ¿dónde vas tan temprano?
- Mff... brll prffff trabajo - digo mientras remuevo el café con cara de choped.
- Ajá. Oye, está lloviendo, llévate un paraguas.
- Jm - respondo mientras apuro el café más rápido que me haya bebido jamás.
- Y oye, ¿sólo vas a desayunar eso?¿te preparo un bocadillo?
- No, gracias - respondo apunto de estallar y con el gracias más vacío que me haya salido en mucho tiempo.

Salgo echando ostias de la cocina con ganas de coger una escopeta y disparar al techo, pero en lugar de eso me pongo las lentillas a duras penas, me visto y salgo corriendo de casa con la voz de mi padre haciendo eco en el portal diciéndome: ABRIGATE BIEEEEN.

Gracias, padre, pero de verdad, a veces soy gilipollas hasta reventar.

Con este pensamiento aun en la cabeza salgo a la calle a eso de las 7.45. Llueve a mares y es de noche. Paralizado durante cuatro segundos en el portal, se me escapa una risa nerviosa. Agito la cabeza y salgo escopetao porque me parece sentir cercano el eco de la voz de mi padre.

Andando hacia la parada del autobús reflexiono sobre ese rumor que dice que el mundo sigue girando cuando nosotros dormimos. Que a las ocho de la mañana hay atasco y que, poco importa que llueva, sea de noche o víspera de navidad. La N-II seguirá atascada, aunque tu no seas consciente de ello.

Llego a mi destino. El trabajo se desarrolla en un centro cultural con muchos niños que nada tienen que ver con los demonios a los que me enfrenté en La Cañada Real. Es por eso que la situación que a continuación voy a relatar me dolió hasta el punto de paralizarme y sentirme una persona repugnante (Rober, atento que esta te va a hacer gracia).

Acompañaba a un niño y una niña de unos siete años al cuarto de baño del centro cultural, siguiendo las instrucciones que anteriormente nos habían dado. Una vez en los servicios el baño de los chicos quedaba a la derecha y el de las chicas a la izquierda. Veo a los dos entrar en el baño de las chicas asi que le digo al niño: Hey! que ese es el de las chicas hombre!. A lo que él me responde:

Es que soy una chica.

Sin encontrar palabras para arreglar la situación, me limité a balbucear en silencio mientras la niña me miraba con cara angelical y me decía: "es que me he cortado el pelo", lo que conseguía palidecer mi cara aún más y resaltar la impotencia en un silencio. Dos chicas de mi edad pasaban al lado, medio riéndose medio compadeciéndose.

Con el peor de los sentimientos de culpa volví al aula y le comenté la jugada a Gonzalo. Corroborar que él también creía que era un chico me hizo sentir mejor, no asi, en cambio, que él escuchara el nombre de ella antes de meter la pata tan hasta el fondo.

Estas y otras historias (dejaré para otro día la del niño que durante una hora no hacía más que decir "coches de choque") se han sucedido en el que ha sido un primer día que bien puede resumirse con la palabra que da título al post.

Mis más sinceras disculpas por el tocho.

12 comentarios:

Rafa Gil dijo...

Tocho? TOCHO?
We
want
more!!!

Quico dijo...

Entiendo a esa niña a la perfección, cabrón.

FDO: Alguien que en un par de ocasiones ha sido confundido con una tía.

Nerea dijo...

Por lo menos la niña se lo tomó a bien, hombre.

Y como dice tu hermano: Tocho??
Se ha hecho corto!


Feliz navidad.

nus dijo...

Siento tener que decirte esto, pero esa niña estaba fingiendo. Me confundieron con un chico hasta los 13 años y, creeme, por muy buena cara que pusiese, todos esos desprecios hacia mi femineidad sólo sirvieron para convertir mi infantil corazoncito en un negro pozo de rencor. Así es, ahora esa niña te odia y yo también un poco.

Curro dijo...

Nus, a la que tendría que odiar es a la madre por cortarle el pelo así. Lo primero que se me pasó por la cabeza responder cuando me dijo que era una niña fue "estas de coña, no?". Sea como sea, el sentimiento de culpa seguirá ahi por mucho tiempo...

Marta (Tuki) dijo...

Ay los niños...si es que son un encanto!

Anónimo dijo...

el "nos vemos en los espejos" me informo de este blog.me alegro leerte,aunq no sea igual que hace unos añitos( si,ya hace unos añitos).
se te sigue dando genial escribir.
FELIZ 2010



kate tibet

´´Saray´´ dijo...

¡Ay menudo primer día de trabajo! te estás ganando el sueldo como nadie. No te sientas culpable por lo que dijistes; yo creo que éso le puede pasar a cualquiera y por la respuesta que te dio la niña pienso que no se sintió herida.
La que tiene ´´delito´´ es la madre por cortarle el pelo así... pobre criatura.
No me ha parecido un tocho lo que escribistes. ¡Saludos! y féliz 2.010 :)

Curro dijo...

Gracias a todos e igualmente... feliz año!

ordago13 dijo...

No abandones este espacio curro¡¡

ordago13 dijo...

Ceñal al habla, si te acuerdas pon mi link en tu barra lateral gracias

Anónimo dijo...
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