domingo, mayo 17, 2009

Y el que no se agache...

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Con el tiempo me he dado cuenta que las personas con las que más conecto, son aquellas con las que hablando de un tema intrascendente y absurdo, consigo acabar con una sensación de satisfacción que me hace sonreir por lo mucho que ha merecido la pena empezar a hablar de ello. Y es que, ¿qué mérito tiene sacarle punta a una conversación sobre la trayectoría de Metallica o sobre el último capítulo de Perdidos?. Hagamos que hablar del tiempo sea lo mejor que nos ha pasado en toda la semana.

Eso es.

Voy a hablar del tiempo.

Concretamente voy a hablar de por qué el frio mola más que el calor, y voy a empezar soltando una frase justiciera. Una de esas frases que mola pensar y mucho más escribir:
El verano es cómo una transexual que está buena.

A las cuatro y media de la madrugada de un sábado cualquiera en Madrid, la gente corretea de un lado a otro en busca de autobuses perdidos, citas impuntuales o sitios libres de amenaza policial. Hay veces que consigues encontrar una especie de armonía con lo que te rodea cuando, siendo parte de un contexto que tiene tanta prisa, te sientes tranquilo como si andaras por la orilla de la playa sin ningun aburrido compromiso al que atender. Respiras profundamente, miras a tu alrededor y se te escapa una tímida sonrisa. Todo es genial, de fondo se oye el buen rollo de los Polyphonic Spree y todo pasa, sobre todo, porque estás en pantalones cortos y la brisa que corre es lo más perfecto que se te pueda ocurrir en ese momento.

Sudores frios en la cama y una almohada que, lamentablemente, solo tiene dos caras; el olor a sobaco en un metro abarrotado, la sequedad en la boca rodeado de una ciudad desierta con la única banda sonora del taladro de una obra... Todo parece perdonable con tal de vivir uno de estos momentos en los que basta con cerrar los ojos y respirar. Todo.

Un momento... ¿Todo?

Y unos cojones.

Llega el calor y con él la época de dejar el abrigo en el armario absorviendo el olor a naftalina. Llegas a un bar y, dios... no tienes que dejar el abrigo en ningún sitio, ¡porque no tienes!. ¡Nadie tiene! y a cambio, te recreas en unos escotes generosos en los que te puedes sumergir durante largos minutos en el metro en lugar de ese libro que al fin que al cabo va a seguir ahí. Llega el despelote, la fiesta de la espuma, el salvase quien pueda, llegan... llegan... LLEGAN LAS CHANCLAS.

Llegan las chanclas, los zapatos en los que asoman dos dedos de los pies, aquellos otros en los que solo se ve el principio del dedo del pie dibujando en una silueta la forma de diez pequeños culos. Uñas pintadas de rosa. Cayos. Durezas. La imagen de una piedra pomez bailando en tu cabeza. Llega el calor y con él, llega la mayor de mis fobias. Que si no queda claro a estas alturas de la película yo me animo a relatartelo con mayúsculas y en negrita:

LLEGAN LOS PIES.

Dios, ya visualizo en mi cabeza un pie gigante y calloso arrasando Nueva York mientras madres corren despavoridas de la mano de sus hijos.

Es por eso que el verano es como una transexual que está buena. Puede que tenga curvas, que tenga una cara bonita, que sea incluso apetecible sexualmente, pero joder... Tiene una polla como una cinta de lomo. Y con esta idea enlazo la frase con la que cerrar el post y con la que presumo me puedo ir entre vitores y ovaciones - y algun que otro abucheo, por supuesto -:

El verano tiene una polla como una cinta de lomo.

6 comentarios:

Ba dijo...

Jajajajajaja! A mí me encanta hablar del tiempo, no sé por qué dicen que es aburrido, con la de conclusiones que se sacan

Nerea dijo...

Como si de un cómic se tratara...
me han venido un montón de imagenes a la cabeza mientras leía.

Pepe dijo...

Correcto Curro, de acuerdo en todo. El verano tiene una polla como una cinta de lomo del tamaño de mi polla.

Rafa Gil dijo...

Te entiendo... yo vivía en tu mitad del Universo. Un día cambié de bando y la vida es mucho más fácil.

Zalo dijo...

¡El verano tiene una polla como una cinta de Lomo! Eso y la canción de Carlos Baute y Marta Sánchez van a ser lo más escuchado de ésta época estival, ya verás.

Por desgracia, todos tenemos algo homosexual dentro de nosotros, y la cinta de lomo, quieras que no, cansa pero apetece de vez en cuando.

Anónimo dijo...

el que no se agache no llega..

y mañana... calima sahariana... de las que nos gusta y nos da conversación...
[nubes de polvo (más bien tirando a contaminantes) suspendidas en el aire..]