lunes, mayo 25, 2009

El delorean está en la linea 1de Metro

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Hoy me veo obligado a contar algo. No es gracioso, no es interesante, ni siquiera es creíble. Me veo obligado para cuando en un futuro relea esto recuerde el día en el que, por primera vez en mi vida, viajé en el espacio.

Una de las ventajas de ser usuario frecuente del metro desde que mi cabeza alcanza a recordar, es que tengo una capacidad increible para, tan solo echando un vistazo al plano de metro, poder calcular lo que me va a llevar de un punto a otro del plano.

Hoy, esos dos puntos unían a Moncloa con Sierra de Guadalupe:

Cojo la linea 3 hasta Sol, hago transbordo para coger la linea 1 y una vez allí ya ir directo hasta Sierra de Guadalupe. Tengo unos 40 minutos. Voy a llegar tarde.

Pies en polvorosa corro de un trén a otro haciendo del transbordo un paseo bastante más corto de lo que en realidad era. Me meto por túneles que hacen giros extraños y debajo de lo que parece un andamio veo mi tren llegar al cual entro corriendo apurado por el silbatazo.

Me encuentro en un tren cualquiera de la linea 1 de la red de metro de Madrid. Acabo de salir de Sol, miro el reloj y calculando el tiempo niego cabeceando al ser consciente de que llegaba de 5 a 10 minutos tarde. Al cabo de tres paradas consigo un sitio, me vuelvo a poner la misma canción otra vez y dejo caer mi cabeza apoyando la coronilla en el cristal. Estoy bastante despierto.

Pasan algunas paradas. El tren pasa rapido por el tunel negro y calculo que la siguiente estación debe ser Atocha. Estas estimaciones, desde que mi cabeza alcanza a recordar, las he clavado la mayoría de las veces fallando en una o, como mucho, en dos paradas.
La oscuridad del túnel da paso a la rapidez de un rojo que se mezcla con el azul de la señalización. A medida que se va haciendo más claro mis ojos se van abriendo más por la impresión:

NUEVA NUMANCIA.

O lo que es lo mismo: CINCO PARADAS MÁS de las que había apostado conmigo mismo en mi cabeza.

De repente no me encuentro a once, sino a seis paradas de mi destino. Te habrás quedado dormido, gilipollas - pensarás. ¿Como explicaría eso que de repente llegara con cinco minutos de antelación al sitio donde inicialmente iba a llegar tarde?.

Asi que empecé a mirar a mi alrededor. Miré a la gente detenidamente por si ellos se miraban extrañados entre sí por lo que acababa de ocurrir, pero nada, todos con la misma cara de aburridos de hacía un rato.

Nada más llegar a la cita andando despacio y con cara de extrañado vi a una de las chicas con las que había quedado:

- Colega... creo que acabo de viajar en el espacio
- Jajajajajajaja
- En serio

Y vale, sí, TODO ESTO seguro que tiene una razón tan simple y llana como, "miraste mal la hora" o "te quedaste dormido", pero no solo sería más aburrido, sino además, mucho más desesperanzador.

Yo prefiero sonreir porque desde aquel momento hacía delante, recordaré este día como el día en el que viajé en el espacio.

3 comentarios:

Quico dijo...

Me parece una excusa acojonante para las noches más salvajes:

te levantas en una habitación que no es la tuya, no recuerdas nada y hay una tia en la cama contigo...

..."Mierda! he viajado en el espacio!"

Ana dijo...

viste alguna luz blanca cantosa??

necesitamos algo que explique tal situación, que llevabas puesto? habias comido estofado...?? alguna combinacón de litio y CH4 en tu organismo pudo provocarlo..

algo curro, algo.. encuentrálo!!

Nerea dijo...

Lo único malo es que lo haces inconscientemente, no decides cuando viajas.

Tal vez entrenando...