lunes, junio 19, 2006

Los 40

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Son las 4 de la madrugada y me encuentro en la plaza de Cibeles esperando al autobús que me llevará a casa. Mucha gente espera ese mismo autobús que aún no llega mientras que yo intento coger una buena posición para sentarme, de lo contrario seguramente me siente en el suelo del autobús.

Estoy de pie cuando llega, mis rodillas empiezan a temblar de lo excesivamente cansado que estoy. Entre codazos y forcejeos consigo hacerme un hueco y sentarme en un sitio individual. Imagino que tardaré pocos segundos en dormirme y así es. A pesar de lo tremendamente incómodo que me encuentro, estoy tan dormido que parece que estoy muerto, el único que consigue hacerme volver al mundo real es el hilo de baba que noto que empieza a resbalarse por la comisura del labio. Rápidamente miro a mi alrededor y suspiro al observar que nadie me estaba mirando en ese momento…

Miércoles, jueves, viernes y sábado son los días en los que he trabajado en el Vicente Calderón haciendo de segurata para el concierto de los 40 principales. Los dos primeros días la sensación de no hacer nada eclipsaba cualquier tipo de ganas de empezar a hacer algo que no fuera sentarse y darle vueltas a la cabeza…

Los jefes nos colocaban según les venía en gana habiendo unos sitios verdaderamente cojonudos, donde podías hablar con otros compañeros y veías el tránsito de gente y otros sitios completamente solitarios en los que costaba mucho no desquiciarse en las muchas horas que se pasaban allí.

El viernes me colocaron justo delante del escenario, podía ver los ensayos de los grupos que había allí lo cual suponía toda una suerte para algunos, pero nada de eso para mí ya que me tocó estar de pie al sol unas cuantas horas. Lo único que se salvó fue una extraña sensación o sentimiento (no se como llamarlo) que tuve cuando estaba ensayando Bisbal. Empezó a cantar el “Ave María” con toda la coreografía (patadas, tirabuzones de 360 grados… ya sabes) y parafernalia rodeándole. Las últimas notas de la canción llegaban a su fin, la música se elevaba para concluir en un rotundo “¡¡¡¡¡chan!!!!!” cuando acabó la canción… y a continuación, ¿sabeis que pasó?... ¿SABEIS QUE PASÓ?:


NADA

Eso es, no pasó absolutamente nada. Un silencio sepulcral invadía el Calderón, si acaso el ruido del martillo de algún trabajador. Cuando acabó la canción miré a mi alrededor como preguntándome que era aquello tan extraño que estaba ocurriendo y que no llegaba a saber que era, entonces caí en la cuenta que aquello tan extraño se llamaba silencio, el silencio más inesperado posible cuando lo que esperas es una ovación que te haga salir corriendo de allí.


SÁBADO.

Ya habían pasado muchas horas haciendo el paripé vigilando zonas a las que nadie importaba y a en las que jamás nadie se le ocurría entrar y en el caso de que lo hiciera saldría tras comprobar que no allí había nada que ver.

Era sábado, el día del concierto y el día en el que iba a tocar pringar de verdad. Tenía un turno de 18 horas.

Salí de casa a las 7 de la mañana, entré a las 8. Uno de los jefes me puso en una zona ambientada con alfombras rojas y muchas plantas y objetos decorativos. Estaba al lado del set de entrevistas donde los presentadores de los 40 principales entrevistarían a todos los artistas y en seguida me di cuenta de que tuve mucha suerte porque las horas se pasarían sin duda mucho más rápidas viendo al alto standing de la música pop española.

Justo al lado estaba el bar donde me situaron a mi. En ese bar entrarían los que tuvieran la pulsera incdicada a tomarse unas copas después de su actuación. Mi función era controlar quien llevaba la pulsera de color morado o dorado la cual permitía acceder al bar y también controlar que no se sacara bebidas fuera del mismo.

Ya llevaba allí muchas horas muerto del asco cuando por fin empezó a haber más tránsito. Al principio, comentaba con un compañero que tenía al lado, a quien íbamos viendo: “!Eh mira! Los Celtas Cortos” “y ese es Mikel Erentxu…” ostia, ostia… esa es Alaska!”

A medida que pasaba el tiempo ya se veía a los famosos como el que se encuentra con alguien del barrio en otro lugar que no sea el barrio. Como esa sensación de… yo te he visto antes, pero tampoco me importa.

Lo curioso de la noche fue cuando en la puerta, con las piernas ya rotas de la cantidad de horas que llevaba de pie, pude comprobar aquello que gusta tanto de “que famosos eran majos y quienes no”.

Me he dado cuenta que normalmente cuando alguien encuentra con un famoso tiene un concepto equivocado del “es majo” y es que este es majo se confunde con un “es correcto o educado”. Me refiero a que uno no puede saber si alguien es simpático por el simple hecho de que te diga “hola, buenas noches” o que no te muerda la oreja por pedirle que te firme un autógrafo. Digamos que el termino medio estaría entre el ser educado (gente como Sabina, Iván Ferreiro, Malú o Julieta Venegás (o como la conocía “La Juleta Venegas esa”)) que es gente que entra, saluda, no da problemas en que le pidas que te enseñen la pulsera para acceder al bar y se despide cuando se va. Luego estarían los maleducados (Álex Úbago, Antonio Orozco, el guitarrista de Amaral) que es gente que no te saluda cuando entra, y a las cual les molesta que les pidas la pulsera y se quedan pidiéndote explicaciones de por qué no se puede sacar la bebida.

Luego ya en los extremos estarían los que son simpáticos como el de Estopa (cuando le dije a uno de ellos que no se podía sacar bebida, se acabó casi una copa entera del tirón y dijo "ale, se acabó el problema") el guitarrista de la oreja de Van Gogh que se quedó hablando un rato conmigo, los de Pereza (les comenté que era del barrio y claro…) o el cantante de Jarabe de Palo. Y en el otro extremo estarían los endiosados que se creen que por salir en la tele tienen derecho a tratarte como si no existieras, es el caso del presentador de los 40, Tony Aguilar, del cantante de Ketama, de Loquillo o de Miguel Bosé.

Y luego, independiente de todos ellos se encuentra él.

Francis Lorenzo.



Aún retumba en mi cabeza el eco del traqueteo de su mandíbula.

Mi turno se alargó dos horas más de lo establecido. Como protesta empecé a sacarme wiskazos bebiéndomelos en cuestión de segundos para que el jefe no me viera lo que provocó que entre esto y el cansancio que tenía, acabara con una borrachera importante lo que hizo que vacilara a algunas mozuelas asegurandolas que no se podía entrar al bar en zapatillas.

Después me fui a Cibeles a coger el buho.


Suena: Sonic Youth – Cross the Breeze

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabina correcto?? eso es que todavía no había pasado por el baño

La próxima vez que veas a Alex Ubago dale una patada en la boca de mi parte

Anónimo dijo...

jajaja Buen post.

Me encanta esa canción de Sonic Youth.

Pues yo via Amaral en un concierto de Mars Volta (de público, obviamente)

Anónimo dijo...

he encontrado muchas erratas en tu texto ehh (esto es para obligarte a buscarlas)....peor te perdono porq seguro q son efectos secundarios del zumbido de la mandibula del amigo francis.

La verdad es q si voy a un garito y te encuentro de puerta no sé hasta q punto te respetaria...jajajaja

esas birras cuando?o al menos un taper de esos no?

Anónimo dijo...

es un poco triste hablar de tus erratas cuando yo sufro dislexia y no pongo un puto acento peeeeero...

Curro dijo...

Las erratas fueron fruto del sueño. Ya están corregidas todas... o eso creo.

Llego a saber que fué Amaral a Mars Volta y se lo comento... cachis...

Zalo, me reservé muchas cosas para mi mismo esa noche.

Anónimo dijo...

Al del gorro de lana de Amaral le tenías que haber dado una toba en la nuez. Menudo capullo.
Le llaman El Penas.

Anónimo dijo...

Joder!!!!!!
Has ido al concierto de los 40. Jo que envidiaaaa.
Viste por ahí al Maynard?
Oí que iba a cantarse un duo a capela con David Bisbal.

Lo que hubiese dao el Rober por inmolarse

Anónimo dijo...

Maynard y Bisbal?cantando juntos?el Ave Maria quizas???

Eso pega menos que las lentejas con mayonesa;¿a que si Pepe?

No blasfemes dupi!

Curro dijo...

El Penas. Después de ver a ese tio la cara de cerca aseguro que ningún mote ha ido jamás tan bien con una persona...

El duo de Maynard era con Manolo García. Tuvo su gracia, hazte una idea de escuchar el "Pajaros de Barro" con la voz de Maynard... Mola!

Roque, el truco era pensar en el dinero. Visualizar la pasta al final del tunel. No quedaba otra.

Nieves dijo...

Bueno, aquí entre nosotros, eso es más o menos un día normal en mi casa. O peor, una noche normal en mi casa. Y sabes, dos de la mañana... bajo en pijama.... "Yo te he visto antes..." En finnn.

Me hizo mucha ilusión esa llamada, porque te acordaras más que por oír la anécdota, aunque lo del "me cuesta taaaanto olvidarte" de los dos pánfilos fue bastaaante divertido. Graciaaas!