domingo, enero 27, 2008

Voz en on

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Vale, venga, acabo de llegar del partido ¿qué menos que una ducha antes de ponerse a estudiar? La noche es joven. Estoy motivado.

¿Este gel? Gel de Avena Instituto Español. Huele bien, pero es muy grande. Joder, ya no hacen botes de gel a tamaños estándar, un día se me va a caer uno de estos al pie y voy a flipar. Mff Mff, huele bien, con esto y el desodorante dejaré de oler a chotuno durante rato al menos. Je je, soy la monda. La monda.

Que agusto… bueno, las once menos cuarto, creo que es una hora más que decente para cenar algo y entonces ya sí ponerme a estudiar, hacer algún esquema si acaso, algo no demasiado duro que tampoco hay que forzar. Vengo de un partido maldita sea, el simple hecho de tener pensado enfrentarme a un taco de apuntes ya me convierte en un héroe.

¿No está aun la cena? Mierda, casi las once y nada que cenar. Tendré que esperar un rato más. Tengo hambre y se me va a hacer tarde para la cosa esa de los esquemas. Pff…

¿Un yogurt de plátano? Me gusta, lleno un poco el estómago con algo que realmente me encanta. Sí. Me gusta el yogurt de plátano. Mira que buena idea esta de no llegar a quitar la tapa del todo, uno no tiene que tirar dos cosas a la basura después, sino el pack entero del yogurt. Soy la ostia. Tengo hambre. Voy a la cocina.

Espaguetis revueltos con huevos. Huele a la coliflor que se ha cocido hace un rato. Puedo respirar por la boca para evitar oler. Espaguetis, que bien, joder.

Bueno, ya me he duchado, me he comido un yogurt, he cenado. Son las once y media. Puedo escribir un post y entonces hacer los esquemas. O también puedo irme a dormir ya y estar fresco para mañana darlo todo. Bueno, voy a escribir esto y ya veremos.

Hey, yo me había llevado la cámara al partido. Descargo las fotos, escribo un post, cuelgo la foto más molona de las que haya hecho y entonces… entonces sí, me pongo a estudiar. O a hacer esquemas.

¿Qué coño siginifica esta foto? Ese de ahí es Guti!. De puta madre.



Y treinta seis: La vida en directo. Por el culo te la hinco.

martes, enero 22, 2008

Buffering 100%

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Dejando el metro atrás me cruzo con un señor mayor que lleva ambas manos cruzadas detrás suyo las cuales rebotan en su culo. Me parece inexplicablemente feliz a esas horas de la mañana mientras le veo silbar al aire algo que probablemente sea nada.

Dos rectas me esperan hasta llegar a la oficina, la primera de unos 200 metros y la segunda, en cuesta abajo, de unos 300. La primera recta pertenece a una tal calle Alcalá y mientras ando voy dejando atrás un gran concesionario Opel, un barril donde unos obreros han hecho una hoguera, unos chinos, un Opencor, una parada del autobús y alguna que otra cafetería. Ando sin prisa mirando a mi alrededor, ahueco la capucha para esconder más aun el pato enmascarado de mi gorro y caigo en la cuenta que “No, gracias” es lo primero que he dicho en esa mañana.

Segunda recta: toca torcer a la izquierda por la calle Alfonso Gómez. Es una calle aburrida llena de oficinas, talleres, carteles publicitarios y gente que anda con prisa que se parece bastante más a mí que al tío que silbaba hace un rato. Dos cosas me ponen mal cuerpo no solo esa mañana sino todas las que bajo esa cuesta llegando al trabajo:

- Un olor. A tostada quemada y rancia que parece venir hacia mí en forma de humo desde una tubería . Quizá no sea tan desagradable, pero entenderlo de esta forma me hace imposible darle otro punto de vista.

- Un sonido. Maná. De un taller que intuyo exitoso por la gran afluencia de coches hechosmierda que siempre hay alrededor, sale un sonido con un eco que se me hace especialmente desagradable y más cuando el 80% de las veces que pasó por ahí suena “Angel de Amor” o “Ay amor, tu eres mi salvasión”. Hay por ahí quien dice que son canciones distintas.

Unos siete minutos después de aquel “No, Gracias” mi voz hace su segunda intervención del día al llegar a la oficina en forma de un gangoso y no muy alto "Hola".

Y como esto de un blog no solo consiste en hacerse el interesante si no también contar un poco que hace uno son su propia vida a pesar de que cueste creer que a alguien le puede importar una mierda, pues comento sobre una de esas cosas que le contaría a alguien que hace un tiempo que no veo, mi trabajo:

Desde hace cosa de dos meses trabajo catalogando música para una página web que saldrá en su versión beta a finales de febrero y que en su contenido contará con emisoras de radio de distintos géneros musicales, los cuales mi compañero y amigo Litos y yo nos encargamos de seleccionar las canciones que en ellos habrá nutriéndolas de información: peso, álbum, año, acepción social…

¿Os suena Last Fm o Pandora? Pues algo así.

Por el horario a media jornada que se me hace perfectamente compatible con el resto de cosas que hacer a lo largo del día, por verme involucrado en algo que realmente me gusta y me interesa y en el que mi opinión se tenga en cuenta y no me sienta como un simple peón, por lo cerca que está la oficina de mi casa a tan solo cinco paradas de metro y por el buen ambiente que hay siempre donde ejerzo, no puedo decir otra cosa sobre el motivo que los posts ya no los escriba a las cinco de la madrugada que no sea que es perfecto.

La página irá bien. Seguro. Con estas dos personas llevando parte del peso de la catalogación de ella… ¿alguién lo duda?



Yo, un poco. (risas)

Gracias Litos.

miércoles, enero 16, 2008

Buffering 50%

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8.10

Suena el despertador a la misma hora de siempre, un corto y seco bip del móvil es suficiente para hacerme despertar. En ese momento no importa si me acosté a las 2, a las 10 o a las 12, tengo tanto sueño que no hay capacidad de contraste y la vida es una mierda de todas formas.

Me levanto, veo unos pantalones vaqueros tirados en el suelo y me sorprendo a mi mismo teniendo la ocurrencia de ponerlos en la calefacción para que no me de una hipotermia en cuanto salga por el portal (había sentido el frío que hacía ahí fuera a los dos pasos de salir de la cama). Procedo. Habitaciones vacías o bien ocupadas de gente durmiendo es todo lo que me encuentro a mi paso. Mi padre y Rey están en la calle teniendo el primero paseo de la mañana, como siempre. No hablo con nadie.

Me dirijo a la cocina, pongo radio Marca, me como unos cereales mientras escucho a un tío decir cuantos puntos metió Gasol la pasada noche y como está el tráfico en la península en ese momento. Acabo los cereales y apago la radio. Me visto, me pongo las lentillas, me lavo los dientes y entonces me lavo la cara más por un debo hacerlo que por ganas. La impaciencia a esperar a que el agua se ponga siquiera templada me hace lavarme la cara con agua helada y plantearme el suicidio por segunda vez esa mañana. Mañana lo volveré a hacer.

Me enfrento a la puerta de mi casa para salir a la calle siempre con un número en mi cabeza, el cuatro:

- Abono
- Cartera
- Llaves
- Móvil


Chequeo mis bolsillos, me enfundo el gorro dándole la vuelta para que el símbolo de ese pato enmascarado quede en mi nuca y salgo a la calle. El gorro que había elegido era el que más pinta de indigente me daba de todos los que podía haber elegido y además tenía un pato enmascarado bordado, pero que cojones, era el más calentito de toda la casa.

Salgo a la calle sin haberme cruzado con ningún vecino, hace frío. Sigo sin hablar.

Entro al metro y me siento donde siempre. Cinco paradas me esperan hasta el lugar donde trabajo, raro es el día que no soy consciente de la suerte que tengo por este hecho.

Aprovecho el trayecto para toquetear el móvil nuevo que me mandaron los de Movistar:

Ajustes-Mensaje de Bienvenida: Bienvenido a Movistar.

- Ñej, voy a cambiar esto.

Como si estuviera buscando nick para el Messenger empiezo a pensar en una frase que poner. Pienso en Standstill pero es por una parte demasiado profundo para una mierda de mensaje de bienvenida y por otra demasiado largo para los caracteres que tengo disponibles.

Levanto entonces la cabeza en busca que alguien ahí alrededor me de la solución, como cuando uno juega al veo veo y empieza a mirarlo todo detenidamente. Veo un par de colegialas de unos trece años una de ellas sosteniendo una carpeta en su mano y otra cargando una mochila a su espalda.

- Mochila de Corazones y Carpeta de…

Espacio insuficiente para la palabra peras:

- Corazones y Peras.

Perfecto.

Llego a Suanzes. Saliendo me cruzo con la misma mujer que siempre está vendiendo loteria en el mismo sitio. Pienso en comprarle uno boleto algún día, pienso incluso en hacer la quiniela. Fuera, en la boca de metro, la misma chica repartiendo el 20 minutos vuelve a recibir mi mismo “No Gracias” que todas las mañanas. Jamás he cruzado una palabra con ella aparte de eso, pero lo cierto es que me cae bien.

lunes, enero 14, 2008

88:88

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Tengo algo así como tres canciones que no paran de sonar una y otra vez en mi cabeza. No hay problema. Hace cinco minutos estaba tumbado boca arriba pensando en esas canciones, llevaba cerca de una hora en esa situación. No hay nada peor que estar cansado y no poder dormir. El reloj azul del equipo de música, ese que parpadea una y otra vez, me ha hecho corroborar este pensamiento al ir haciéndose más nítido según pasaba el tiempo, ¿no debería ser al revés?

Me he levantado entonces y me he puesto a escribir esto. Me he visto a mi mismo sentado en un muro de ladrillos naranjas, bebiéndome un zumo de naranja, balanceando los pies de adelante a atrás y mirando el cielo alante y no arriba.

Quizá el rosa no sea un color tan horrible
– pensé

Encontrar algo mágico en situaciones triviales del día a día me parece una oportunidad única para esbozar una sonrisa. Y que me tachen de loco, yo esa oportunidad no la voy a desperdiciar.

Hace un par de días me estaba bebiendo otro de esos bricks de zumo de naranja. Justo en el momento en el que daba un sorbo al zumo, un recuerdo fiel y exacto de un bocadillo de salchichas con ketchup se me venía a la cabeza. Noté el sabor de ese puto bocadillo que me jodía lo bien que me estaba sabiendo ese zumo, era como si hubieran exprimido el bocadillo dentro del zumo.

La ostia, no pienso beberme otro zumo hasta dentro de un mes.


Dos días después estaba sentado en ese muro naranja, esperando al autobús, balanceando los pies, bebiéndome un zumo y sonriendo. ¿Mañana? Mañana va a ser un día horrible, largo, interminable…

Acabo de meter un brik de zumo de naranja en la mochila.

martes, enero 08, 2008

Rey

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Un palo enorme es lo que nos separa. Él lo agarra con la boca, yo con las dos manos, una en cada extremo. Empiezo a tirar con todas mis fuerzas hasta que consigo levantarle sujetándose entonces con sus dos patas traseras.

Ya te tengo, cabrón – pienso.

Entonces Rey empieza a patalear con las dos patas delanteras. Un golpe seco en los huevos de esos que suben hasta el estómago me hace cambiar de opinión. Suelto el palo. Me agacho y me retuerzo y mientras Rey me busca para que vuelva a tirar del palo. Eso le encanta.

Rey, así se llama mi perro. Y alguna que otra vez cuando me lo ha preguntado algun alternativo de dos duros, al responderle se me ha quedado mirando con la frente arrugada como si la respuesta hubiera sido Moñordo.

¿Lo que a veces pienso en decir?: - Sí tío, soy monárquico. Estuve abrazando la verja de la iglesia donde se casó Felipe y Leticia y tengo tatuado en mis nalgas un orgulloso “porque no te callas”.

Lo que digo: - (a lo que añado un “es una historia muy larga” si tengo el día simpático).

Mientras Rey sigue buscando palos ajeno a tanto gilipollas. Si les entendiera le apoyaría con un sincero: - No te preocupes, amigo, me llamo Curro, mi infancia/adolescencia también fue difícil.

No saco a Rey muy a menudo, por falta de tiempo, por falta de ganas. No puedo evitar sentirme un poco egoísta cuando lo saco por pura conveniencia y es que en un buen número de ocasiones es él el que me saca a mi. Sea como sea, él disfrutará igual siempre y cuando encuentre un palo o algun otro perro con el que correr por el parque.

Y lo cierto es que eso lo llevo mal. Considero impagable el sacar a Rey sin tener que cruzarme con ningún otro perro y su dueño. De verdad, no se como actuar. Y es que ahí estan los dos perros emocionados, oliéndose el culo, la parte que Rey me patea o incluso a veces dándose amistosos movimientos de pelvis subidos unos a otros. Y mientras el sueño del otro perro y yo de pie, mirándoles. Regañándoles. La palabra Incómodo resulta insuficiente en esta situación.

Otra cosa sobre la que me moriré sin haberme acostumbrado es al pack, bolsa negra-cagada de Rey. En un alto porcentaje de ocasiones Rey tiene a bien cagar cuando hay gente alrededor. Es precioso. Él tirando de la correa queriendo ir hacia otro sitio mientras yo me encuentro de pie, con una mierda en frente de mis pies, y una bolsa que me lleva cinco minutos de media para conseguir abrir. Siento la mirada de muchos viejos cabrones en mi cuello acechando por si me da por irme sin recoger el pastel. Lo recojo manteniéndolo lo más alejado de mi nariz que puedo y lo tiro a la papelera.

Me gusta mi perro.

jueves, enero 03, 2008

Alameda de Osuna

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Siempre me ha parecido que las puertas del metro se abren con demasiada violencia, con más personalidad que mala ostia, pero con violencia al fin y al cabo.

Alameda de Osuna. Metro. Elegir donde sentarme me parece una suerte de las que muchos no parecen darse cuenta. Mi sitio suele ser ese con dos asientos del lateral del todo, puedo apoyar la cabeza y cerrar los ojos y no mucha gente me molesta. Hoy he entrado directo ahí. Un chico con orejas de soplillo y una bandera de España con el toro en el dorso de su móvil ha tenido a bien sentarse justo delante mía. Masticaba chicle con la boca abierta, me jodía el viaje.

Abro el libro por el capitulo doce, el tren todavía no ha arrancado cuando escucho a dos chicos de temprana edad hablar sobre como llegar a la calle Fuencarral.

- Y para llegar a Fuencarral entonces… – dice uno de ellos
- Pues yo creo que nos tenemos que bajar en Callao, sí
- No, no… ¿dónde está Montera?
- Gran Vía, tienes que bajarte en Gran Vía - pienso
- ¿Y si nos bajamos en Chueca?
- ¿Es ahí?
- No sé, pero para ver que ahí
- Gran Vía, Gran Vía… de verdad, Gran Vía.
- ¿Preguntamos a alguien?

Los chavales miran alrededor, yo me callo como una puta un poco por no alzar la voz de asiento a asiento en mitad de ese vagón, a pesar de que estuviera vacío, y un poco también por saber como lo resolverían por sus propios medios.

Sigo leyendo. Pasan un par de paradas y un buen hombre tiene a bien solucionarles la duda a los chavales. Me habían caído simpáticos ambos.

Ciudad Lineal. Capítulo trece. Una mujer que podría ser colombiana se sienta a mi lado y su amigo se pone justo delante suyo, de pie.

- Pues las clases de inglés van bien… el otro día en clase la profesora, que no sabe mucho español, nos preguntaba lo que íbamos a comer en nochebuena y le supe decir que iba a comer Cordero.
- ¿Y como se dice cordero? – responde la amiga.
- Pues, ostia, pues... ahora no me acuerdo!.
- Lamb – pienso
- Si es que lo sabía, si joder…
- LAMB
- Ahhh… ¿¿¿cómo era???
- LAMB, JODER, ¡¡LAMB!!
- Bueno, luego cuando llegue a casa te digo

Entonces me toqué la llaga de mi labio inferior con la lengua para que me doliera. El dolor me conseguiría evadir de aquello que sabía y no decía.


Unos rumanos se suben en Ventas con una armónica, tengo que releer los párrafos del libro tres veces. No les doy dinero.

Alonso Martinez, recibo un mensaje de Manolo.

- Llego a las siete.

Manolo hubiera llegado a la siete antes de ese mensaje porque habíamos quedado a menos cuarto, contaba con ello y no me importaba llegar antes a pesar de todo, su nuevo mensaje le haría llegar a y cuarto y me tendría esperando media hora.

Había quedado en Callao, bajo en Gran Vía para hacer algo de tiempo andando muy despacio. No fallo, Manolo llega media hora después. Siempre me abraza cuando han pasado menos de dos días sin que le vea. Esta vez había pasado más de una semana y además venía del Caribe.

Le abrazo.

- ¿Sabes que Lamb es cordero en inglés?

martes, enero 01, 2008

2008

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Abro los ojos. Intuyo el techo de mi habitación. Al otro lado de la pared escucho el concierto de año nuevo y me veo a mí mismo en años anteriores viendo la tele e imaginándome a un tipo medio de los del público saliendo de allí comentando con su CAMARADA como se lo pasaron de FÁBULA cuando el director de orquesta se dio la vuelta y dirigió los aplausos del público con su batuta.

De fábula.

Tengo el estómago como una centrifugadora y la boca como si hubiera pasado la noche masticando cartón. Voy a la cocina, bebo de la botella de agua y la dejo donde estaba. Doy dos pasos, vuelvo a la nevera y pienso “qué coño, me la llevo a la habitación”. Cierro la nevera no sin antes ver un langostino suelto. Aislado del mundo. Pienso entonces: “que coño, voy a escribir esto en el blog”.

Vuelvo, me siento, me planteo si lo que necesito es comer hasta reventar o vomitar, y escribo esto.

Vuelvo al blog porque de vez en cuando me ha venido apeteciendo escribir y porque creo que en su día me equivoqué al dejarlo tomándome el actualizar como una responsabilidad.

Quizá actualice una vez al mes, quizá tres veces por semana. De momento voy a escribir y ya veremos que pasa más adelante.