Me he quitado las gafas para frotarme con el dedo pulgar y el dedo índice de mi mano derecha, la zona donde viene a recaer todo el peso de estas. Hay días que parece que las gafas pesan más. Luego he ido al cuarto de baño y tras lavarme la cara me he frotado las sienes porque me dolía la cabeza. Supongo que lo que quedaría de persona interesante en un blog, sería contar que me he ido al Retiro a leer una novela de Hemingway mientras veía como los padres remaban en las barcas con sus hijos y a la vez podía oler a césped recién cortado, pero la realidad es que me duele la cabeza por haberme pasado la mayor parte de la tarde jugando una liga con el Sevilla en el Pro 5. Por lo menos he fichado a Henry.
A principios de este mes dejaba el equipo de baloncesto. Fue el primer paso importante que di en cuanto a mi decisión de irme a Londres una temporada. Por una parte me dio pena por todo lo que significa y ha significado el baloncesto para mí, retirarme (momentáneamente) con 21 años del baloncesto era algo impensable hasta hace unos meses, pero por otra parte sentí una especie de alivio por haber oficializado mi decisión e ilusión porque sentía que ese era el primer paso de un largo camino.
Tras haber hablado con mis padres y dejar en el olvido la matrícula de la universidad de este año, la cosa está encauzada y falta empezar a poner los cimientos de este viaje para que no haya desagradables imprevistos.
La idea viene siendo irnos a principios de Noviembre. ¿He dicho irnos? Así es. Este viaje lo comparto con el compañero de fatigas (unas cuantas ya) Gonzalo. El muchacho, aplicado donde los haya, ha conseguido diplomarse este año y aprovecha el tirón para intentar intimar con el que escribe, pero ya le he advertido que no soy un tipo fácil. Nada de tocarme las tetas en la primera cita.
La realidad es que la idea se la copié yo a él, así que mejor no sacar conclusiones.
Al haber bajado del tren en el que viajaba mi rutina, ahora mismo me encuentro en una situación un poco extraña. El tiempo que me queda aquí estoy más cerca de Londres en cuanto a haceralgoconmivida, pero la cuestión es que físicamente estoy en Madrid. Al estar a medio camino de un sitio y otro he decidido dejar mi mente reposar en Portugalete: Hola Javi.

Y como me he desviado mucho en el párrafo anterior, pues me desvío del todo y comento que me gusta como suena la palabra “sienes” siempre que se refiera a la parte de la cabeza en la que los gangsters amenazan con quitar la vida a los blancos, y no a como diría “cienes” un canario. Y puestos a gustar, no me gusta escribir la expresión “finde”. Puedo decirla y no muero, pero cuando la escribo siento como si tuviera 14 años y un mini de Kaliway en mis manos.
Retomando…
El año pasado, en los días previos en los que iba a hacer el viaje a Nueva York, tenía la sensación de que todo el mundo hablaba de Nueva York, que en la tele solo echaban reportajes de Nueva York y que todos los grupos que me apetecía escuchar eran neoyorquinos. Me vuelve a pasar lo mismo esta vez con Londres y me doy cuenta de que lo que cambia no es lo que pasa, sino la percepción que tengo sobre todo lo que me rodea.
Ayer escuché a un tío al lado mío como hablaba sobre Candem Town, si no me fuera a Londres ese tío se hubiera perdido en uno de mis infinitos huecos de mi cerebro-memoria. Es como la sensación esa de que vemos a más parejas empalagosas en el metro, cuando nuestra pareja nos acaba de mandar a tomar vientos.
¿La foto del semáforo? La hice el otro día en mitad de un atasco. Me gusta y no encontraba algún buen motivo para ponerla excepto este: Ninguno.