El último disparo siempre mata al malo.

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Creo que de las lecciones de las que uno saca más partido, son aquellas que le vienen de improviso y de las que simplemente uno se encuentra por el camino y saca sus propias conclusiones sin que nadie le marque una pauta a seguir. Podría decir, así como para que quedara bonito, que las mejores lecciones son las que carecen de maestro.

Llevado al ejemplo lo que acabo de expresar en el primer párrafo, es que si de algo me he dado cuenta leyendo blogs, y demás historias del éstilo, es que para escribir bien no hace falta poner palabras como "estóicamente", "vislumbrante", "raquítico" o "follaje".

Tampoco hace falta que el texto en cuestión encierre una gran moraleja que no se sabe siquiera si el propio autor comprende o simplemente se saca de la manga un significado para hacerse el molón.

Y por supuesto tampoco hace falta que el texto tenga un final sentenciador de esos en los que después de un punto y aparte se suelte una cita de Groucho Marx y se quede como dios (o al menos eso se crea uno...)

Por darle un final aclarativo, (que creo que le hace falta a este amasijo de letras) de lo que me he dado cuenta es que lo que se cuente muchas veces no es más que una excusa para rellenar un espacio vació en nuestra cabeza que sin saber muy bien por qué nos apetece ocupar, por lo que el tema del que se habla carece de importancia, cogiendo una especial importancia la forma en la que se cuenta la gilipollez en cuestión, sin que esta forma de expresarse tenga que ser perfecta, sino simplemente un tanto personal.

Vamos que lo se cuente muchas veces nos la suda, lo importante es como se haga.


Que chungo todo, ¿no?


Me voy a dormir, que se me están quemando las tostadas (no era esto a lo que me refería con lo del final sentenciador, ¡en serio!).


Suena: Múm - I'm 9 Today